Gracias al fútbol y más allá de mezquinas polémicas o intereses particulares

Unidos y orgullosos de ser españoles

La selección española se mete en su primera final de un Mundial

Unidos y orgullosos de ser españoles
Ramos, Pujol, Iniesta y los demás jugadores, celebran el gol a Alemania. EFE

La bandera de España, muchas veces relegada por extraños complejos o falsas retóricas identitarias, ha recuperado el lugar en el espacio público

Se cumplió el sueño. España jugará la final del Mundial de fútbol tras vencer brillantemente a Alemania en un encuentro para la historia en el que la selección nacional desplegó el juego virtuoso al que nos tenía aconstumbrados.

Los españoles sentimos un orgullo legítimo que va más allá de pequeñas polémicas o intereses particulares.

La bandera de España, muchas veces relegada por extraños complejos o falsas retóricas identitarias, ha recuperado el lugar en el espacio público.

En Madrid y Barcelona, en todas las ciudades y pueblos, la gente salió anoche a la calle en un sobrecogedor estallidode júbilo para disfrutar y compartir con nuestros jugadores la gloria del triunfo.

El fútbol se convierte así en un auténtico bálsamo social frente a la angustia que provoca la crisis económica o la indignación que suscita el desbarajuste político.

Determinados particularismos ridículos e intransigentes quedan reducidos a la mínima expresión cuando se comparan con la calidad humana y el nivel deportivo de este grupo de jóvenes, procedentes de todas las regiones españolas, unidos en el esfuerzo común y en el espíritu solidario.

Todos los grandes jugadores que integran la selección que dirige Vicente del Bosque son fiel reflejo de una nación dispuesta a superar el pesimismo histórico y el victimismo sin sentido para ocupar el lugar que le corresponde a nuestro país en pleno siglo XXI.

Resulta muy llamativo el contraste entre el deterioro de los valores cívicos provocado por algunos líderes irresponsables frente a la explosión de grandes dones deportivos, orgullosos de ser españoles, dotados de excepcionales cualidades técnicas e impulsados por un espíritu de superación que les permite competir al más alto nivel. Hay muchas y buenas razones para que la sociedad española sea feliz durante unas horas por el triunfo de los nuestros.

Ojalá el domingo podamos disfrutar de la Copa del Mundo que bien merece esta selección y también una sociedad ávida de buenas noticias.

Los momentos inolvidables que estamos viviendo en el Mundial de Sudáfrica compensan muchos disgustos y sinsabores, aunque es evidente que los políticos no deben apuntarse méritos que no les corresponden ni utilizar los éxitos deportivos para desviar la atención de los problemas de fondo. Cada cosa en su sitio.

Aquí y ahora, lo realmente importante es que la mejor España -hace dos años campeona de Europa- está dispuesta hoy a conseguir frente a Holanda el mayor éxito de nuestra historia deportiva.

El fútbol virtuoso, no exento de casta y de coraje, exhibido anoche invita a un orgulloso optimismo.

 

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído