Lucía Méndez

«Las grabaciones sólo demostraban que De Gea y sus colegas se iban de putas»

"Las grabaciones sólo demostraban que De Gea y sus colegas se iban de putas"
Lucía Méndez. PD

Lucía Méndez habla sobre el ‘caso Torbe’, resucitado gracias a la imprudencia del líder socialista Pedro Sánchez:

La declaración de una testigo protegida -dedicada a la prostitución- vinculando a varios futbolistas de élite con una trama de explotación sexual ensombreció el estreno español en la Eurocopa. El portero de la selección, David de Gea, era uno de los señalados. El escándalo, sin embargo, duró menos de un suspiro. El suspiro de alivio general cuando se supo que no había pruebas de delito. Las grabaciones sólo demostraban que De Gea y sus colegas se iban de putas. Ah, bueno, lo normal. Los futbolistas ya se sabe. Casi es una tradición que se vayan de putas. Igual que tienen debilidad por los coches deportivos. Nada raro.

Subraya que:

Casi nadie ha concedido la menor importancia al hecho de que el portero de la selección, un chico rico, joven y guapo, recurra a un tipo indeseable y sórdido como el tal Ignacio Allende Fernández, alias Torbe -acusado de trata de seres humanos, agresión sexual y corrupción de menores- para contratar servicios de mujeres explotadas. Según parece, Torbe era un fanfarrón muy reconocido en el inframundo de los supermercados de carne de mujer. Ni siquiera el bueno de Vicente del Bosque, el de la España de los valores morales, ha concedido trascendencia a los pequeños vicios del portero que para los goles.

Y se pregunta:

¿Por qué los futbolistas jóvenes, guapos y ricos se van de putas? Sindy Cales en lamarea.com, ha aclarado que no es sólo sexo. «Lo que les pone cachondos es el silencio» que esas mujeres guardarán de por vida. Pagan por su discreción, para que no les molesten. Por eso los futbolistas no tienen interés en saber si las chicas que contratan para el servicio están allí de forma voluntaria o forzada.

Las mujeres revolucionaron el mundo occidental en la segunda mitad del Siglo XX. Pero hay raíces antropológicas difíciles de extirpar. Las que teoriza Pierre Bourdieu en La dominación masculina. «Aunque la dominación masculina haya perdido algo de su evidencia inmediata, algunos de sus mecanismos siguen funcionando. Las mujeres sólo pueden aparecer en el orden social como objeto, o mejor dicho, como símbolos cuyo sentido se constituye al margen de ellas y cuya función es contribuir a la perpetuación o al aumento del capital simbólico poseído por los hombres». Y para capital simbólico, el del fútbol, que lo aguanta todo con tal de meter goles o pararlos.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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