Alfonso Merlos habla en La Razón en un artículo titulado ‘El amor se fue’ del voto del miedo a Podemos:
El voto del miedo, el maldito Brexit, las cloacas del Estado… a la autocrítica de Podemos tras el 26-J le ha faltado citar a Aznar y a Franco. ¡Todo se andará! Poco tiempo para reflexionar sobre el burdo engaño del presunto giro socialdemócrata días antes de las elecciones, algo más para dedicarle a la sobrevenida alianza con Izquierda Unida (instituida en un fiasco como una catedral). ¿Nadie se acuerda ya de aquel «me gusta que los planes salgan bien», con Iglesias marcando encías y colmillos abrazado a su colegui Garzón?
La crisis de caballo que padece Podemos (ellos, en poderoso homenaje a Orwell, la llaman debate) obedece, sin matices, al pinchazo de su burbuja mediática y sus expectativas demoscópicas. Es el bofetón de los españoles a su arrogancia ideológica, a su soberbia política, a su verbo ufano y a su pretendida posesión de la verdad social absoluta.
La ganadería neocomunista (a diferencia de los viejos partidos) sólo sabía sumar, integrar, avanzar… eran los ases del «buenrollismo» y hasta se permitieron, en cursilería de dimensiones tan bolivarianas como olímpicas, llevar un corazón junto a la plancha de sus candidatos. ¡Hay que ser repipi! ¿Y ahora? Pues, como tantas veces en la vida y en el juego de partidos, se les rompió el amor y se les quedó en las manos, y en este caso no ha sido de tanto usarlo.