Santiago López Castillo

Podemos: el pisito

Podemos: el pisito
Santiago López Castillo. PD

Estos chicos de la regeneración último modelo nos van a retrotraer a los años 60, en blanco y negro, rememorando aquella original película de «El pisito», que protagonizara el gran Alberto Closas. Sin embargo, la comedia tenía tintes melodramáticos, cual era la adquisición de un habitáculo para entronizar ciento y la madre. Ahora, los «regeneracionistas», menudos pollos, ponen en solfa el derecho constitucional (art.47) de que todos tienen derecho a una vivienda digna, limpia e inmaculada y con derecho a chacha.

Miren, señores demagogos de las rastas y coletas: una cosa es la letra de la Carta Magna y otra el espíritu. El referido artículo es de un contenido retórico como podría decirse que los viajeros no vayan al paso de la burra de San Fernando. O que todos tienen derecho, por lo menos, al puente aéreo siendo utilizado, por lo general, por los diputados con esa máxima definitoria que infundó la tal Maleny del «gratis total». Y ahora nos llega el edil madrileño Ramón Espinar con su pisito y su canesú con su vivienda de protección oficial, y una leche, vendiéndola con una plusvalía de caballo pero para su bolsillo. No todo lo que es legal es moral. Mocito: no se haga el mártir. Todo lo que usted proclamó antes de entrar en el ayuntamiento matritense es pura filfa. La banda de los milagros, «Podemos», una gran farsa.

El padre de este presunto corrupto tiene como referencia las acciones de Bankia y la tarjeta black, que también usó, por cierto, el guaperas de Pedrito Sánchez, alias Rh negativo. Le pillan in fraganti en esta nada ética operación y se pone gallito. Su cohorte «asamblearia» sale en su defensa con un morro que se lo pisa y el tal Echenique, el del carrito motorizado, pobre, mismamente Stephen Hawking, y dice que ellos (Podemos) también tienen derecho a tener 20 años. Y a mentir, puede añadir usted. Y a no defraudar a la Seguridad Social no declarando un asistente social a su servicio. Pero si a Espinar le conceden una beca de estudios será para estudiar. No para adquirir una vivienda de protección social, cuya concesión viene motivada por la ideología afín (sindicatos, partidos, izquierda…), siempre envuelta con la palabra «ética».

Está claro. Sólo la izquierda está facultada, según ellos, para legitimar la democracia. Y no respetan la propiedad privada cuando las casas se adquieren con el sudor de la frente. Y vengan okupas, emigrantes al asalto y el motín en nombre de la «libertad», no el de Esquilache. Me gustaría que las tomas de la bastilla, a las que tan dados son estos podemitas, se las hicieran en sentido inverso; es decir, a ellos. Se les cambiaría la cara, señoritos del pan pringado.

Por cierto, Pablo Iglesias también tiene un piso de protección oficial. Será que con la coleta es más fácil asaltar el cielo.

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