Juan Pablo Colmenarejo

El justiciero: Andrés Bódalo, el héroe de Podemos

El justiciero: Andrés Bódalo, el héroe de Podemos
Juan Pablo Colmenarejo (COPE). PD

Después de haber barrido a la disidencia interna en los festejos de Vistalegre, de Podemos hemos sabido más bien poco. Tan sólo que el líder Iglesias tiene desde entonces a su compañera sentimental como portavoz en el Congreso. Es una noticia peliaguda de contar porque, como no son del PP, cualquier comentario al respecto es machismo.

Ubica a quien osa citar la relación personal del líder máximo con la diputada Montero en el bando de los «machirulos». No está muy claro lo que significa la palabra, pero se intuye. Anda Iglesias limpiando Podemos de todo lo que huela a Errejón. Nada se sabe del pujante exdirigente, que pena en el gulag el pecado de haber cuestionado el liderazgo del conductor.

Cualquier atisbo de moderación o sensatez a favor del sistema de la democracia liberal ha pasado a mejor vida. Bien es cierto que dicho movimiento era más bien externo y en Podemos hay pocas ganas de hacer otra cosa que no sea desmontar el sistema político, ahora que se cumplen cien años de la revolución de Lenin.

Pablo Iglesias se plantó ayer en la cárcel de Jaén de la mano de Diego Cañamero, en cuya hoja de servicios no hay más que entradas en la propiedad ajena. Ha vivido del asalto al campo contrario hasta el punto de ganarse un escaño para esperar en un escaparte mayor, el Tribunal Supremo, su próximo juicio.

Ambos visitaron a un delincuente -quien comete delitos lo es- llamado Andrés Bódalo, que cumple condena por pegarle una paliza a un concejal socialista durante una protesta, lo que por supuesto para Iglesias es una injusticia. Debe de ser que el colectivo de concejales socialistas es susceptible de recibir patadas y puñetazos por parte de una turba recalentada.

No sabemos si Iglesias hubiera hecho la misma visita si la víctima de Bódalo hubiera sido una mujer o un hombre de raza negra. El caso es que con su apoyo a un integrante de la partida de la porra, justifica la violencia política como método de trabajo. La culpa es del sistema, que mete en la cárcel a quien pega a un adversario arrinconándole contra una pared. Iglesias ha barrido Podemos para atacar al sistema sin problemas de conciencia en la retaguardia.

Su discurso justiciero de ayer -Bódalo está en la cárcel y Rato, Blesa, Urdangarín, Chaves y Griñán, no- es el estado de pureza al que quería regresar. Queda a la espera de que el PSOE se descomponga con la llegada de Sánchez.

Y desde luego si gana Sánchez, mejor, porque entonces no volverá a equivocarse y sumará lo que haga falta contra el PP. Mientras Iglesias califica a Bódalo como preso político, en una celda venezolana se pudre Leopoldo López. Iglesias se solidariza con el autor de una paliza mientras repudia a quien la recibe.

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