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Lenguaje no sexista

Lenguaje no sexista
Irene Montero, fiel seguidora de la tropa de los rebuznos. PD

Según el diccionario de la RAE, el lenguaje es la facultad del ser humano de expresarse y comunicarse con los demás a través del sonido articulado o de otros sistemas de signos. Es decir, es aquello permite a las personas entenderse unas con otras, ser un animal social, vivir en sociedad. De no existir, viviríamos en solitario, es más, seríamos como los homínidos que hace miles de años se extendieron desde el este de África.

Como todo instrumento que permite la convivencia, tiene unas reglas, que no son inmutables, si no que pueden variar con el tiempo por aceptación mayoritaria del cambio, es decir, por consenso.

En contradicción con lo expuesto, asistimos en estos momentos en nuestro país, a un intento de cambiar unilateralmente, «por decreto» el lenguaje, en base a una mal planteada y absurdamente ejecutada doctrina de la igualdad.

El hombre y la mujer (o viceversa) son dos seres humanos, no iguales, pero si totalmente equivalentes. Si el género femenino se considera que está discriminado, y en casos es cierto, lo que hará que desaparezca tal hecho es que ponga en evidencia su valía y capacidad, iguales a las del hombre, y que éste las apoye. Si en una lista electoral tienen que ir veinte personas, y las más capacitadas de un pueblo son todas mujeres, pues que sean todas mujeres; Es absurdo que vayan diez y diez, aunque no haya esa cantidad de cada género suficientemente preparada, en base a una teórica igualdad. Sería una discriminación positiva o negativa.

El logro de la igualdad, deseo muy justo, se está buscando desde hace algún tiempo, por parte de algunas feministas (las de salón), por cauces variopintos, que en verdad lo que hacen es dañar la imagen de sus compañeras serias.

Uno de sus frentes de actuación es manipular el lenguaje. ¿Qué les parece si aplicamos los hombres su proceder? Tenemos el mismo derecho. ¿O no?

Hace unos dios viendo la televisiona, aparece una carga pública, miembra y portavoza de un grupo parlamentario, hablando, con igualdad lingüística. Mientras trataba de adivinar el idioma deduje, por lo que decía, que ahora hay personas y personos; bueno es saberlo, nunca te acostarás sin saber algo nuevo. Cansado, y como me empezaba a doler el cabezo, decidí salir a dar un paseo para despejarme, anduve lo más deprisa que me permitieron mis piernos. Después de recorrer varios callos, me acerqué a un exposición de animales y animalas. Había de todos los clases. Quedé maravillado ante lo que veío. En primer lugar me encontré con unas cocodrilas africanas; un poco más allá estaban unos serpientes venenosos americanos; a continuación varios tortugos enanos. Entre los aves, había una lora y una papagaya, también un águilo, una buitra y un urraco, incluso una avestruza. De vuelta para mi caso, entré en un cafeterio a tomar un cervezo. Cuando llegué, no había luz en el escalero, tuve que subir a gatos y me di un golpe con el porto. Ya dentro, me puse inmediatamente el pijamo y me metí en el camo, hasta el dío siguiente, para despejar el mento de tanto novedad.

¿Este es el lenguaje que preconizan ciertas feministas como muestra de igualdad?
Con todos mis respetos, me parece que es tan solo es una manera ridícula de intentar llamar la atención, que demuestra falta de cerebro y cultura. Solo provoca risa, incluso lástima y vergüenza ajena a cualquier persona que tenga sentido común. Lo peor no es solo esto, si no que ese feminismo de salón, en el fondo, socava la credibilidad de los movimientos feministas serios

Esa insensata pretensión de igualdad sexista en el leguaje, me hace recordar una frase de Einstein «dos cosas son infinitas: el universo y la estupidez humana, y yo no estoy seguro sobre el universo». Creo que tenía toda la razón.

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