ANÁLISIS

Santiago López Castillo: «Autobombo Sánchez»

Santiago López Castillo: "Autobombo Sánchez"
Pedro Sánchez (PSOE) y su tesis doctoral. EP

Está como las maracas de Machín. Vive para y por los golpes de efecto. Marketing, que se llama; ahí tiene asalariados -paga el Estado- como la mosquita muerta de Verónica Fumanal, entre otros para iluminar la cocorola del ser magnífico que nos ha caído en suerte. Hace uso y abuso de las televisiones, le gustan más las cámaras que a un Marhuenda proyectado en tecnicolor. Pero lo sangrante es la manipulación de las cadenas públicas, degenerando en putas o prostituidas, dependiendo del servicio que se haga, y la izquierda no escatima dádivas de agradecimiento: en la universidad, judicatura y diversos cuerpos del Estado.

Wilfredo el Belloso (permítaseme la licencia ortográfica aplicada al desgarramantas Sánchez) está poseído de un halo fantasmagórico o deidad. Sale ante grey periodística con motivo de los cien días de «gobierno», a los que no da ni agua ni palabra que preguntar, y como viera que su tesis-churra-doctoral es un escándalo, pues rememoramos otro acto de vanidad centenario huero de logros y pufos de dos ministrillos a los que no tuvo más remedio que liquidar. Y se va a la Casa de América, que, desde su inauguración, a principios de los 90, ha sido un centro de psicofonía en donde salen voces de ultratumba (puede que la de Franco o la del abuelo de Sánchez, el general Castejón, sin olvidar al traidor capitán Lozano, antepasado de ZP).

El caso, para este indocumentado inquilino que se solaza en la Moncloa, es seguir siendo el centro de la admiración bobalicona y asnal, con perdón de los plateros de armiño. El que, de seguir las cosas así, nos llevará sin remisión a una de las dictaduras más crueles de Hispanoamérica; dígase así y no Latinoamérica, huevos. Porque si usted ha entrado a gobernar por la puerta falsa debe saber que no todo lo que es legal es legítimo y moral.

Ansiado por destrozar la derecha, y siguiendo los designios sediciosos para desmembrar España, lo de los aforamientos, ocurrente Sánchez, cum laude, es una ardid para que, tirando del tiempo, continúe en el poder. Ha hecho lo mismo con una trampa de tahúr de baja estofa. El que venía para regenerar el mundo. Está claro: separatismo desde arriba. A muerte. O a tomar por culo.

Decía mi amigo Cela que «casi ningún tonto se sabe tonto y casi todos los tontos no se reconocen tontos del todo ya que al hacerlo supondría gozar de un punto de inteligencia o, lo que viene a ser lo mismo, parasitar de una molécula de discernimiento».

Va por usted, doctor plagista, para que sepa que en toda tesis hay que entrecomillar ideas ajenas o hacer referencia al autor originario». ¡Dictadorzuelo!

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