Empezó, entre bromas y veras, Alfonso Guerra, que el que se moviera no salía en la foto. Menudas se las gasta el buró político del PSOE centuplicado por ese ser desestructurado pero vanidoso ser llamado Pedro Sánchez. Cualquiera que no sea socialista es sinónimo de peste. La última «purga» ha sido el subdirector del Gabinete Técnico del Interior, departamento que dirige con mano vuelta, sa, sa, Grande Marlasca. Y todo, pásmense, porque el cesado había estado en la presentación de un libro -con temática sobre el orden público- al que asistió el ex director de la Policía Juan Cotino en la etapa de Rajoy.
Así se entiende lo de la foto movida pero que se acrecienta con este Gobierno títere que se opone a la libertad de reunión, uno de los principales derechos que consagra la Constitución. Todo lo que no sea «el partido único» es conspirativo, enemigo esencial. No fue así, empero, durante los mandatos de Felipe González, pero sí en cuanto llegó ZP, el presidente más nefasto que ha habido en España desde Fernando VII hasta nuestros días (hoy, Sánchez figura en primera posición, siempre cum lade del zapaterismo). No es de extrañar, pues, que los discrepantes de este chisgarabís de la Moncloa no se atrevan a decir una sola palabra por temor a la pérdida de la mamandurria, porque fuera del momio hace mucho frío.
Y, claro, la sinfonía del ejecutivo es patética. Insultos y más insultos. E incluso el domesticado Borrell se suma a la orquesta de la berrea, además de exculparse con Hacienda e insuflar ánimos a los presos independentistas. Perfecto. Dirige la orquesta este inane de presidente, que mendiga la foto con más ahínco que un pobre en una iglesia. Mienten con toda la boca. No es de extrañar, pues, que el egocéntrico Sánchez haya nombrado ministro plenipotenciario a El Coleta, con escolta y todo, y lo más indignante, enviándole a una cárcel para negociar con los golpistas independentistas.
– ¿Y qué me dice de los ministrillos del ramo?
– Que les hacen falta un buen repaso de mästers con fotocopia…
Me temo que con este Dúo Sacapuntas las elecciones ni se las ven ni se las espera. Es un lodazal de bajas pasiones políticas que se mueven por mutuos intereses. Y para su sostento mediático tiene a los no menos sectarios Gabilondo, Pepa Bueno y la Julita Otero que no silencian su orgasmo por ver fuera del poder a la derecha (casualidad: los recién citados estuvieron con la UCD y el PP).