Un nuevo dilema tenemos los españoles, ¿dónde reside el poder en nuestro país?, ¿en el palacio de La Moncloa, en la dacha de Galapagar o en el resort de Lledoners? Los tres inmuebles, a juzgar por los comentarios de prensa pueden pasar por hoteles de cinco estrellas, lo apropiado dada para la categoría de algunos que tienen en ellos su residencia.
La pregunta que nos hacemos es consecuencia de que, según noticias ampliamente difundidas, el presidente bis del gobierno, previa consulta con el que sale en las fotos, ha ido a negociar con alguno de los inquilinos del resort citado.
Lógicamente, ante tal duda, los ciudadanos estamos perplejos y desorientados, muchos empezamos a sospechar, porque somos malas personas de bajo nivel ético y nula moralidad, que la incertidumbre en que nos tienen metidos, sea consecuencia de una maniobra consciente a tres bandas.
Así mientras se mantiene la incógnita el tiempo pasa, y ya sabemos que hoy es hoy y mañana Dios dirá. Cada uno de los actores puede auto presentarse como un ejemplo de virtudes y responsabilizar de lo que ocurra (siempre suavemente, claro está) a algunos de los otros dos. Los tres siguen siendo protagonistas, ocupando páginas de prensa y espacios en la tele, cosa que les gusta más que a un tonto unos cromos, y el pueblo (¿qué es eso?) mientras aguante, que pringue por iluso.
En la Moncloa reside el presidente oficial, el de las fotos. Dedica buena parte de su tiempo a lucirse, estando tan ocupado que aún no ha encontrado un rato para aclararnos el asunto personal que tiene pendiente, como tampoco lo tiene para habituarse un poco en las normas de protocolo, lo que le he llevado a cometer dos fallos garrafales en pocos días, incluso se ve obligado a hablar con mandatarios de otros países en el ascensor. Ahora bien, si lo ha tenido para idear una nueva estrategia propagandística, en la que utiliza a niños para auto alabarse.
No obstante ahora tendrá que dedicar algunos minutos, a aclarar las dudas surgidas en cuanto a su plan presupuestario para el próximo año en la UE, entidad en la que por cierto saben sumar y no comulgan con ruedas de molino. De paso, podría aprovechar la ocasión para recordarle a una ministra que está feo que se le descubra un patrimonio veinte veces superior al declarado.
En Galapagar habita el presidente bis. Tan discreto que al poco de criticar a los políticos que viven en urbanizaciones elitistas, sin contacto con la gente, se instaló en una de ellas. Deberá ser avispado, pues tendrá vigilancia policial en su dacha las veinticuatro horas del día, y como opina que «muchos de ellos (los policías) se convierten en matones al servicio de los ricos», puede que le toque uno de esos. Su segundo de a bordo se ha refugiado en un barrio no precisamente obrero de la capital, donde ha entrado como un elefante en una cacharrería, debiendo uno de sus satélites disculparlo diciendo que no conocía las normas; teníamos entendido que la ignorancia de las leyes no exime de su cumplimiento.
Por último parece ser que el que habita en el resort de Lledoners, es el presidente de verdad, el que mueve los hilos, en otras palabras, el amo del cotarro, del que están pendientes los otros. Es el que tiene los votos necesarios, en concomitancia con el presidente bis, para que el de las fotos pueda hacer algo. Pero que no se equivoquen ninguno de los dos últimos citados, solo los utilizará de manera que le convenga a él y a los intereses de los suyos; ellos tendrán que dar la cara, pero en su ceguera de figurar en el poder a cualquier precio, lo harán gustosamente.
En cualquier caso el de las fotos y el bis son maestros consumados, como demuestran continuamente, en aparentar ser hermanitas de la caridad, laicas lógicamente, echando la culpa de sus sin sentido a los demás, excepto al que mueve el cotarro.
