ANÁLISIS

JORGE DEL CORRAL: «CONVENDRÍA CREAR UN CUERPO NACIONAL DE PUNTILLEROS DEL ESTADO PARA APLICAR LA FUTURA LEY DE EUTANASIA»

JORGE DEL CORRAL: "CONVENDRÍA CREAR UN CUERPO NACIONAL DE PUNTILLEROS DEL ESTADO PARA APLICAR LA FUTURA LEY DE EUTANASIA"
Cuchillo, crimen, delito. PD

Parece oportuno empezar los trámites para crear el Cuerpo Nacional de Puntilleros del Estado (CNPE), una vez que el Congreso ha rechazado la enmienda a la totalidad del PP contra la proposición de ley del PSOE para despenalizar la eutanasia en determinados casos y se abre paso la propuesta para cambiar el Código Penal y consagrar la intervención para poner fin a la vida como un «derecho individual» al que podrían acogerse quienes padezcan «una enfermedad grave e incurable con un pronóstico de vida limitado» o «una discapacidad grave, crónica e irreversible» que les cause un «sufrimiento insoportable».

El CNPE, vieja aspiración de Miguel Ángel Aguilar, podría sufragarse con dinero del contribuyente, que como declaró in illo tempore una ilustre socialista del actual gobierno de ministras y ministros, es dinero público y por tanto de nadie. Y a él podrían adscribirse aquellos puntilleros de plazas de toros que, faltos de corridas, se quedan cada año sin trabajo por la presión de los denominados animalistas contra la antaño fiesta nacional.

Y como ya sabemos que estos defensores de la vida de los animales son, generalmente, partidarios de llevar al patíbulo a todo aquél animal racional que no comulga con sus principios, la idea de crear el CNPE les parecerá de perlas. 

La propuesta tiene, a mi juicio, dos ventajas notorias: 
– Se lucha contra el paro con políticas activas de empleo. 
– Y se dota al CNPE de contrastados profesionales con pericia en la faena. 

En su nuevo quehacer los aplausos o pitos que cosechaban en los ruedos por su cometido pueden sustituirlos por un sonido grabado o escucharlos en directo merced a una clá de diputadas y diputados que se turnen según un orden preestablecido por la Mesa del Congreso entre quienes votaron a favor de la puntilla. Y, naturalmente, con cobro de dieta y pluses como en cualquier comision parlamentaria. 

Entre los posibles clientes pueden estar los desesperados de la tierra, muchos de los que viven en la calle, algunos cientos de miles de los inquilinos de las residencias de la tercera edad, varios miles de los que se reúnen en los centros de día, algunos centenares de presos y cualquier otro colectivo catalogado o por catalogar.

Con esta medida tan generosa y profiláctica paliaríamos la escasez de recursos económicos para las pensiones contributivas; achicaríamos las contribuciones asistenciales, reservándolas para los más listos y listas de la mamandurria, que diría García; reduciríamos las listas de espera en las residencias de la tercera edad hasta dejarlas en algo fácil de gestionar, y acabaríamos con la aglomeración en algunas cárceles. 

En una palabra, mejor calidad de vida en la sociedad del bienestar, algo tocada en estos tiempos por culpa de los incómodos viejos y viejas y de los sobrantes y sobrantas de nuestras apretadas ciudades.

¿Cómo es posible que una idea tan genial no se nos haya ocurrido antes? ¿En qué estaríamos pensando?

JORGE DEL CORRAL

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