Análisis

Victor Entrialgo De Castro: «El juicio interminable»

Victor Entrialgo De Castro: "El juicio interminable"

Una cosa es cómo creemos que somos, otra cómo somos en realidad y otra cómo nos ven los demás.

Sócrates no llegó a tanto. Tuvo que llegar Freud con intuiciones prodigiosas, investigaciones deslumbrantes y algunas otras pijadas. El caso es que Ortega y Gasset prologó ya entonces la publicación de sus obras completas porque se deslumbró e intuyó su relevancia.

Basta ver las series policiacas de la televisión o analizar someramente el fenómeno separatista y la actualidad política durante todo el tiempo que nos ha robado el separatismo, Puigdemont, Sanchez, los Jordis, las dos altaneras de Suiza, la flequilloburro que cambió de peinao en la frontera, la Marta Rovira, para refrendar las intuiciones, los hallazgos, las investigaciones psicológicas y las explicaciones biográficas que Freud encontró en la infancia de los individuos.

El sueño como cumplimiento de deseo, la desfiguración onírica, la represión, el narcisismo, ya sea sanchista o no sanchista, el onanismo, la hipnosis y sugestión, la histeria, transferencia, toda la panoplia desplegada de la psicopatología de la vida cotidiana, las obsesiones, los fantaseos, delirios, olvidos, Tótem y tabú, el malestar de la cultura, el porvenir de una ilusión, fetichismo, una vivencia religiosa, psicología de las masas y análisis del yo. Tardá y Rufián, Pompof y Tedy.

Por eso estas dos mentes privilegiadas del siglo XX que fueron Freud y Ortega y Gasset nos ponen delante de las dos cosas que un españolito tiene más cerca desde que nace. Él mismo y su Nación, su comunidad política que le espera no sólo con el mazo de los impuestos si le da por trabajar o simplemente moverse, sino en el propio chiscón de la esquina donde el español vive con su cotidiana, su caña y sus torreznos.

En la pantalla gigante donde le ponen ordinariamente el futbol, le van a poner estos próximos meses al español que está hasta el gorro, sólo porque los acusados quieren escándalo y un complejo estúpido que ningún otro país tiene, el Juicio a los mayores ladrones y bandolers que habido en este pais desde La Pera, un bandoler catalán que pedía piedad en una canción del separatista Lluis Llach porque tenia 2 hijos y una esposa, éstos que altaneros y desafiantes nos están arrancando la vida a jirones, la bolsa a tirones y la Nación a golpes.

Un homónimo del maestro Ortega y Gasset, Javier Ortega Smith, lo dará el apellido, brilla con luz propia desde la acusación particular artífice de muchas cosas a las que el Estado se resistía y el Gobierno Sanchez ha tratado de torpedear. Un hombre que, aparte de su valentía, reúne dos facetas muy difíciles de coexistir en la misma persona. Junto a su faceta técnico jurídica, que ha impulsado la acusación contra el golpe de estado separatista, posee una condición de líder político y al mismo tiempo es un gran orador. Y es capaz de simultanearlas.

Un hombre que muy probablemente vaya a marcar nuestro siglo con un verbo del XIX, una técnica del XX y un liderazgo del XXI. Ortega, el de nuestro tiempo, que está llamado a jugar un papel fundamental en los dificiles tiempos que vienen. Tendremos que armarnos todos de paciencia para las maniobras y asechanzas que nos esperan en los dias y meses venideros.

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