Análisis

Victor Entrialgo De Castro: «Igualdad de derechos, diferencia de géneros»

Victor Entrialgo De Castro: "Igualdad de derechos, diferencia de géneros"
Manifestantes feministas el 8M de 2019. EP

Si un hombre maltrata a una mujer está dejando de ser hombre. Y si una mujer se convierte en feminista radical está dejando de ser mujer. Y decir guapa a una mujer es delito. Lo dicen las feas.

No sé de qué será mañana la manifestación, si de mujeres que no quieren ser mujeres, de catalanes que no quieren ser españoles o de niñatas que lógicamente aún no saben lo que son. Pero de una cosa estoy seguro, la manifestación que venga será subvencionada, con dinero de todos. Es decir, manipulada.

Parece evidente que tras la caída del muro de Berlin y del viejo comunismo, la izquierda tiene que buscar otras causas con las que conseguir o conservar el poder. En España, el «enfrentamiento territorial», del que se ha servido el actual presidente para llegar al Gobierno y, ahora, el igualmente cansino «enfrentamiento de géneros», del que ya se está sirviendo. Hemos pasado y sin darnos apenas cuenta, por necesidades de la izquierda, de la lucha de clases, a la lucha de territorios y a la lucha de sexos. Y en campaña, todas al mismo tiempo.

Con más mujeres que hombres en todos los ámbitos de la vida profesional, ¿habría que restar mujeres para contentar a la cansina cantinela igualatoria? Cosa harto más importante es que mientras no se enfoque del revés no mejorará el aspecto dramático de la revolución sociológica. Quien quita deliberadamente la vida a un semejante debe pagar la mayor pena por ello. Pero para prevenir y si es posible detener el fenómeno de la violencia de género, que es la urgente necesidad, los expertos dirán, habrá de tenerse en cuenta entre otras prevenciones a la hora de legislar, de prevenir y de actuar que el que tiene más miedo de lo que pasa o de lo que puede pasar, el que tiene menos recursos emocionales ante las distintas circunstancias de la vida, ése es el que reacciona más violentamente.

Mientras no se parta de conocer y estudiar al ser humano hombre y al ser humano mujer, seguiremos igual de lejos de resolver el drama más incomprensible de nuestro tiempo.

Si alguien renuncia a su condición de hombre o de mujer, sería bueno saber qué cosa sea exactamente la que le hace decirlo a gritos. En manadas o en rebaño, escondidos en la masa, el hombre y la mujer pierden lo más valioso que poseen, su individualidad. Es en la masa donde el individuo o individua, -que diría el Presidente farsante-, en el anonimato y en el contagio emocional, se despersonalizan.

Después de la ordinariez vendrá la calma. Entre tanto, el infausto Presidente, el partido socialista cobarde y mudo, y el resto de los partidos, con sus falsas primarias entre los que siguen buscando una nómina al sol, siguen manipulando la auténtica voluntad de los españoles, mientras el feminismo radical confunde, interesadamente o no, «la igualdad de derechos» de los géneros, con «la igualdad de géneros».

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