Análisis

Francisco Iglesias Carreño: «Día de la física»

Francisco Iglesias Carreño: "Día de la física"
Einstein RS

Hace un año, por estas fechas, estábamos entretenidos, en esa acepción que incluye la consideración y la reocupación , en el entorno del fallecimiento de Dr. Stephen William Hawking, el día internacional de los ríos -.-Día Mundial de Acción en Defensa de los Ríos y en Contra de las Represas, organizado por International Rivers-.- y en la base -.-¿matemática?¿cultural?…-.- del día de número «π» y con la frase, que aquel entonces manejábamos, que sigue: «trate de no convertirse en un hombre de éxito, sino tratar de convertirse en un hombre de valor», y parecía que no solo decía, en la situación pasada, algo para el ambiente común general de la gente, como a forma de un mensaje procedimental e incluso de norma conductual, también lanzaba, desde la idea intrínseca y valorativa, una graduación y/ o escala de categorización de índole humana que, en ella misma por sí sola, se eleva sobre su entorno, por su importancia trasciende y, por ende, qué duda cabe, conforma una proyección de amplia, tal vez general, incidencia social.

Sucede que la cuestión no es solo, ¡exclusiva y únicamente!, de donde viene en su trayectoria la expresión, y la ponderada importancia de la objetivable estimación -.- cualitativa y cuantitativa-.- de valoración que le demos todos, entre unos u otros, lo que consideramos insertado en lo trascendente es su aspecto vehicular, a que finalista meta quiere llegar llevándonos -.- ¿en un global general de «a todos»?-.- consigo en el acompañamiento y cómo será el entorno integral -.- e interactivo-.- ambiental de la misma.

Pero proyectivamente caminando más, en nuestro avance, de (y en) nuestro acto discursivo-.- y comunicativo-.-, podemos exponer, junto a lo anterior, esta otra motivación: «no podemos resolver nuestros problemas con el mismo pensamiento que usamos cuando los creamos», y con ello nos animamos/avanzamos/direccionamos en pos de las sugerencias optimas, creativas e imaginativas, que puedan factiblemente coadyuvar, desde nuestro criterio, en una dinámica de superación, en cada una de las cuestiones y situaciones que se nos planteen, y que caminantemente nos acerque a las anheladas metas. Acontece, sabido es, que pocos son los que atestiguan, véanse fondos documentales, que ellos ya estaban en las ubicaciones donde se originaron las problemáticas, incluso a veces, ¡y a mayores de las testificaciones imperantes!, es que ni pasaban por allí ( y no piense solo en la circunstancialidad política de la coyuntura actual y alúmbrense con algún ejemplo concreto. A título de ejemplo tenemos las series poblacionales del INE, que hasta momentos muy recientes no han pasado a ser la «España vaciada»-desde la «España vacía»—, aunque los guarismos de los censos lo proclamaban de forma categórica e insistente)

Algunos pensaran, por el bombardeo mediático circundante, que posiblemente con esto último estamos ya, ¡y otra vez!, como situación ya trajinada y manida, instalados en el «I+D+i», y puede que, en un suponer, nos les falte un poco o un mucho de razón, pero ya hemos señalado, desde nuestro particular criterio, que no es la panacea, aunque fue un gran principio, y que tal y tan concreto impulso -.-repásese algunas zonas de USA y no digamos de España e incluso de la Unión Europea -.- adolece claramente de fallos y, por ello, tiende a cojear sin el complemento del «E+c+L». Todo ello orlado, a ser posible o cuando menos verosímil, dentro de «la matriz social» del Dr. Carlo M. Cipolla Bernardi y sus cuadriples estereotipos.

Hemos hecho cosas en los ríos que, hasta ahora, han servido y ha tenido su utilidad, lo mismo que el campo tecnológico o científico, e incluso en el político-.-donde parece ser que aún estamos estancados en la versión del «I+D+i» de la década de 1917-1927-.-.- que siguió a la conflagración de 1914-.-.- y aún no vemos (en ausencia de una oteación adecuada), en nuestro derredor, «el mundo que sí llegó». Tan entretenidos en nuestro dislate panaceístico interno-.- del 1978 al 1981-.- que no quisimos saber de lo que podía venir, en 2007, sin el amparo de la estructura del E+c+L.

Estas frases se pronunciaron hace mucho tiempo, pero sin embargo tienen perfecta actualidad y han tomado, que sí que lo han hecho, una dimensión universal. Detrás de estas frases hay, claro está, una línea de argumentación, alejada del maniqueísmo y la ampulosidad, y que proyectan una coherencia de seguimiento que llama la atención.

«El verdadero signo de la inteligencia no es el conocimiento sino la imaginación», es otra frase, ¡otra más!, de ese amplio ramillete de locuciones que, a lo largo de su vida, expuso el ciudadano Dr. Einstein Koch -.-de nombre Albert-.-. El cual, además formalizar estas atrayentes frases, se dedicó, de forma diríamos que entusiasta, al estudio de la física -.-una de las ciencias básicas que son motriz del conocimiento humano-.-, dándole tan gran, decidido y certero impulso, que su genuina aportación supuso, no solo un cambio nuevo de la propia situación conceptual básica de la física, sino que tal cambio, ¡tan extraordinario cambio!, propició una revolución universal de lo que entendemos como el conocimiento en sí.

El Dr, Einstein Koch (D. Albert), nació un 14 de marzo del año 1879, en la ciudad Ulm -.-Alemania-.-, ahora estamos en su «140 aniversario», y a través de todas sus investigaciones científicas dio un gran vuelco sobre el saber preexistente. Con sus aportaciones al campo de la física, el Dr. Einstein Koch ha tenido, ¡y aún tiene! , la universalidad de una importancia extraordinaria, ubicación cimera y mayestática significación. Su memoria enseñorea, de un punto a otro del mundo, todos los campus universitarios, y otros espacios ciudadanos, donde la física, la ciencia, la tecnología y el conocimiento tienen su asiento, el saber su cátedra y la humanidad el lugar de ser y de estar.

Dedicar el día -.- 14-marzo-.- del nacimiento del Dr. Einstein Koch (D. Albert), como una universal convergencia en el «Día de la Física», podría ser seguramente una forma, ¡una de ellas!, de perpetuar su presencial memoria (científica, social y humana), enlazándola con la ciencia que, protagonizada por él mismo, tanto, ¡y tan bien!, quiso, supo y logro engrandecer.

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