Análisis

Manuel del Rosal: «Ana y Elsa»

Manuel del Rosal: "Ana y Elsa"
Ana y Elsa

Ana Frank nació en 1929 en Fráncfort del Meno y murió de tifus en 1945 en el campo de exterminio de Bergen-Belsen. Antes estuvo ocultándose de los nazis con su familia en Amsterdan durante casi dos años. Cuando fueron capturados, fue enviada junto a su familia al campo de exterminio de Auschwit. Los nazis cosieron una estrella amarilla en sus ropas imponiéndosela para señalarla como judía y otra le grabaron a fuego en su delicada piel de niña.

Elsa Artadi nació en Barcelona en 1976 dentro de una familia burguesa. Desde muy niña fue criada entre algodones burgueses, atendida, cuidada y llevada a la cama con su vaso de leche con Cola Cao. Desde muy niña le gustaban los lazos amarillos que solía ponerse entre sus rubios cabellos, costumbre que ha llevado hasta hoy, aunque ahora se los pone en la solapa. Ella se pone los lazos como provocación y muestra de protesta, a Ana le cosían la estrella en las ropas y se la grababan a fuego en su delicada piel de niña por imposición de unos supremacistas tal y como ahora hace la señora Artadi y sus conmilitones: señalar y marcar a las personas y establecimientos que no comulgan con sus ruedas de molino independentistas. Actualmente, la señora Artadi, vive tan ricamente y sin dar un palo al agua, del cuento del independentismo y la identidad catalana engañando a todos los catalanes.

Elsa Artadi, en un ejercicio de miseria moral, se ha comparado con Ana Frank trivializando y banalizando uno de los momentos más tristes de la historia del hombre. Se ha valido de las palabras que Ana Frank escribió en su encierro para justificar la posición de ella y sus conmilitones en un acto inmoral y de una bajeza que habla de la catadura de esta señora. Una vez más ha sucedido: los sepulcros blanqueados en cuanto se descuidan de limpiar el sucio légamo que los cubre, exponen a la luz la podredumbre de sus almas – si es que las tienen – y dejan escapar el pus purulento y verdoso de su rencor y su odio.

Márchese señora Artadi con su miseria moral, y envuélvase en los algodones burgueses de esa burguesía catalana que viva plácidamente mientras ve, como gran parte de los catalanes son señalados y marcados por no entrar en las ideas totalitarias y supremacistas de usted y sus compañeros independentistas.

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