ANALISIS

@ElentirVigo: «Tener principios no es ser de extrema derecha: carecer de ellos te convierte en extrema veleta»

Pablo Casado zanja su fiasco electoral descalificando a los exvotantes del PP

@ElentirVigo: "Tener principios no es ser de extrema derecha: carecer de ellos te convierte en extrema veleta"
Una veleta con forma de gallo. EP

El pasado domingo, 28 de abril de 2019,  @ElentirVigo fue uno de los 2,6 millones de españoles que votaron a VOX (Esperanza Aguirre pide a Pablo Casado que aguante al frente del partido porque ‘la derrota del PP ya había empezado’ con Rajoy).

Lo hizo, según explica en Contandoestrelas, con la tranquilidad que da votar a un partido que defiende mis principios sin avergonzarse de ellos (A ‘PPerro’ flaco, todo son pulgas: el director de campaña de Pablo Casado se queda sin escaño).

Y esto es lo que reflexiona en su blog:

Pablo Casado les compra el discurso a los políticos y medios progres

Como votante de Vox, me doy por aludido ante la penosa declaración hecha ayer por Pablo Casado llamando «extrema derecha» al partido por el que voté. Digo «penosa» porque me produce conmiseración ver a un dirigente político del que cabía esperar algo más y mejor, o al menos eso parecía, comprándole el discurso a los políticos y medios progres.

A Casado sólo le ha faltado llamarnos «fachas» a los votantes de Vox, para que así en su próxima entrevista en La Sexta o en El País le puedan dar una palmadita en la espalda por ser tan obediente (Las redes retratan a Évole por atacar a Pablo Casado y justificar al socialista Eguiguren, condenado por maltrato: «Para bajeza, tu periodismo»).

Por supuesto, las descalificaciones de Casado me resbalan tanto como las de socialistas, separatistas y comunistas. A día de hoy, ya tenemos un partido como Vox, que no se echa a temblar ni mancha los pantalones en cuanto un progre le lanza palabras-policía.

Al contrario: como dijo Abascal en Vistalegre el pasado mes de octubre, se las cuelgan como si fuesen medallas. Y es que a diferencia del PP, los principios de Vox son lo bastante sólidos como para que encojan al contacto con anatemas progres.

Los que deberían reflexionar seriamente, y espero contribuir a ello con esta entrada, son los que han decidido seguir apoyando al PP, entre quienes hay muchas buenas personas que creen que ese partido tiene por objeto defenderles.

Vox es un partido liberal-conservador, y el PP ¿qué es?

Vox defiende la unidad y la soberanía de España, la Constitución, el derecho a la vida, la libertad de educación, la propiedad y el libre mercado. En este sentido, Vox es un proyecto genuinamente liberal-conservador. Y el PP, ¿qué es? En Madrid te habla de la unidad de España y en Galicia asume ideas nacionalistas. En su programa para las elecciones generales reivindicó cosas que Feijóo está incumpliendo abiertamente.

En los últimos años, como he venido denunciando desde estas páginas, el PP no ha tenido reparos en votar junto al PSOE y Podemos a favor de leyes que lesionan derechos constitucionales como la libertad de educación, la libertad de expresión y de información, la libertad religiosa e incluso el derecho a la presunción de inocencia, pero luego va presumiendo de «constitucionalista». Es el mismo PP que asegura que defiende la unidad de España, pero un mes antes de las elecciones ya ofrecía pactos a los separatistas del PNV.

La dirección del PP se avergüenza de sus votantes

La culpa del batacazo electoral que se llevó el PP el pasado domingo no es de Vox ni de quienes le votamos. La culpa de las desdichas del PP la tiene el propio PP, por su incoherencia y por traicionar sus compromisos, dando gato por liebre a sus votantes una y otra vez, en la confianza de que tanto engaño le saldría gratis porque no había un partido capaz de capitalizar el descontento de los traicionados. Pero resulta que ahora lo hay.

Con su declaración de este 30 de abril de 2019, lo que Casado demuestra es que se avergüenza de sus votantes, porque a fin de cuentas, los principios que defiende Vox son compartidos por muchos electores que siguen apoyando al PP.

Como tantas otras veces, parece que a la cúpula del PP le gustaría más tener los votantes del PSOE: al fin y al cabo, cuando tuvo mayoría absoluta el PP dejó intactas las leyes ideológicas socialistas, en una forma de gobernar que parecía empeñada en complacer al electorado del PSOE antes que al suyo.

Una empresa política que ya no tiene más principios que el poder

Obvia decir que como partido democrático y de corte liberal-conservador, Vox está tan alejado del fascismo como del comunismo. Y en ese sentido, es de agradecer que sus dirigentes tengan las ideas tan claras al respecto. Por el contrario, el PP no ha tenido reparos en asumir tesis marxistas como la ideología de género; en el terreno económico ha acabado implementando recetas socialdemócratas (tal vez sea por eso que no es capaz de asumir un entorno de libre competencia ni tan siquiera en el ámbito de la política); y en diversos aspectos, está sumido en el pensamiento único progre.

A estas alturas el PP no sólo ha renunciado a dar la batalla de las ideas contra la izquierda, sino que ha cubierto su vacío ideológico a base de asumir dogmas izquierdistas. Pero eso sí, cuando llegan las elecciones le quitan el polvo a la palabra mágica «derecha», para intentar que sus votantes de toda la vida vuelvan a darles su voto.

El PP ya no tiene más principios que el poder. Es una empresa política en la que los principios sobran y estorban: un partido de extrema veleta, en el que no hay reparo alguno a cambiar de discurso como quien cambia de chaqueta. Si en el PP se enfadan con Vox es porque el contraste entre uno y otro partido está dejando al PP en evidencia: es el contraste entre lo auténtico y lo postizo, la convicción y el oportunismo.

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