¿Alguien se puede sentir dolido por el tono y el contenido de las tertulias de «Así son las mañanas»? ¿Tan duros se muestran con las dictaduras, por ejemplo, como para que sea declarado «non grato» por los déspotas de turno?
Irene Lozano, Alfonso Ussía, Fernando Fernández y Francisco Marhuenda se sentaron ese día en la mesa de la tertulia que modera Ernesto Sáenz de Buruaga.
Tras debatir sobre la aplastante victoria del Barcelona sobre el Madrid y la situación económica de España, el presentador entrevistó en directo a la enviada especial de El Mundo a El Alauin, Ana Romero, que fue expulsada por las autoridades marroquíes por representar un peligro para el orden público.
La periodista gaditana comentó que no estaría tranquila hasta que estuviera en su casa en Madrid, que esperaba que fuese esa misma mañana. Comentó que en Marruecos toda persona que va de turismo y pone en la tarjeta de entrada que es periodista, lo expulsan fulminantemente.
«O sea Ernesto, que si quieres ir a Marraketch y dices que eres periodista de la COPE, no te dejan ni entrar ».
Al burgalés le faltó tiempo, entre carcajadas, para poner su puntilla:
«Con las tertulias que hacemos, no nos van a dejar entrar en ningún sitio».
¿Alguien se puede sentir dolido por el tono y el contenido de las tertulias de «Así son las mañanas»? ¿Tan duros se muestran con las dictaduras, por ejemplo, como para que sea declarado «non grato» por los déspotas de turno?
Pues bien, si se siguen las tertulias de Sáenz de Buruaga, no se llega precisamente a esa conclusión. Apenas existe discusión y cuando se inicia, el presentador tiende a cortarla. Es un espacio blando con tertulianos que, a veces, rozan la pedantería y que, salvo contadas excepciones, no aporta información diferente. No deja que el nivel de crítica sea alto.
En definitiva, procura, como ha hecho siempre el periodista en todas sus etapas profesionales, quedar bien con todo el mundo.
VERDAD MENTIRA
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