ANÁLISIS

Pedro Sánchez ‘El Irresponsable’ hará bueno al inefable Zapatero

Pedro Sánchez 'El Irresponsable' hará bueno al inefable Zapatero
Pablo Casado (PP) y Pedro Sánchez (PSOE). EP

La primera reacción del presidente del Gobierno a la designación de Pablo Casado como líder del PP ha sido exigir «responsabilidad a las derechas» porque considera que «PP y Ciudadanos tienen una forma de entender la unidad de España que lo que hace es dividirla».

Por eso Sánchez ha reclamado «a las derechas» que salgan de su «ensimismamiento conservador y antepongan los intereses del país».

Sin embargo, pronto ha olvidado Sánchez su destructiva campaña del «no es no» cuando el PP necesitaba al PSOE para dar estabilidad al país, y pronto ha olvidado su promesa de acceder al poder mediante una moción de censura para convocar inmediatas elecciones generales «regenerativas».

La invitación de Sánchez a Casado cae por su propio peso, más allá de que el PP ha demostrado ser siempre un partido más responsable con los «intereses del país» de lo que lo es el PSOE bajo el mandato de su actual líder.

Es él quien en apenas cincuenta días de Gobierno ha radicalizado la acción política y ha dividido a la sociedad amparándose en una supuesta superioridad moral de la izquierda, ha recuperado una memoria histórica fracturadora y ha puesto en jaque la política de déficit público, además de alterar los equilibrios de nuestro sistema fiscal, condenando en los próximos meses a la inmensa clase media a una subida de impuestos con los que disparar el gasto público.

Exigir responsabilidad al PP cuando su propio partido, tras haber apoyado la aplicación del artículo 155, se ha echado en brazos del independentismo a cambio de sus votos es una inmensa contradicción.

Si Sánchez cree que con gestos, «diálogo» y la promesa de una reforma estatutaria que salte por encima de la Constitución el separatismo catalán va a aquietarse y contentarse, es que no ha calculado el riesgo de mostrarse sumiso con quienes quieren romper España.

Lo mismo debe valer para la ofensiva puesta en marcha por el PNV junto a Bildu en busca de la «nación vasca», anexión de Navarra incluida.

Muy al contrario de lo que sostiene Sánchez, olvida también que buena parte de las bases de su propio partido y relevantes barones regionales tienen un concepto de la unidad de España idéntico al que defienden el PP o Cs.

Otra cosa es que su actual liderazgo haya servido para imponer un silencio cómplice entre unos dirigentes autonómicos que siempre defendieron la unidad de España en los mismos términos que los líderes del PP y de Ciudadanos.

Lo demás es hacerse trampas al solitario, porque si alguien está actuando con irresponsabilidad para satisfacer a Podemos y al separatismo es el único presidente de nuestra democracia que gobierna con 84 escaños de 350.

La muestra de su absoluta debilidad es la amenaza que profirió ayer el PDeCAT de dinamitar la legislatura de Sánchez, retirándole su apoyo en el Congreso. Quien se compromete con irresponsables, termina siendo un cooperador necesario de esa irresponsabilidad.

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