LAS COSAS DEL GOBIERNO SOCIALISTA Y SUS AMIGOS

La Moncloa anuncia que el infantil Sánchez ya no se va a hablar con el popular Casado

El PP responde al Gobierno: "Se mete el dedo en el ojo y como molesta se revuelve contra Casado"

La Moncloa anuncia que el infantil Sánchez ya no se va a hablar con el popular Casado
Pablo Casado (PP) y Pedro Sánchez (PSOE). EP

Sánchez se hace ahora el ofendido pero acusaba a Rajoy de ser el candidato de los separatistas y Casado se niega a retirar su acusación: "Usted es partícipe de un golpe de Estado"

Pedro Sánchez parece un niño en el patio del colegio. Un niño que se enfada cuando le dicen lo que no quiere escuchar. Un niño que se lleva el balón a casa cuando su equipo pierde (Ni España ni los españoles se merecen a Pedro Sánchez y este Gobierno de mierda).

Un niño, en definitiva, que cuando vienen mal dadas se queda con el único argumento del enfado. El problema es que el secretario general del Partido Socialista ya no es un niño ni está en el patio del colegio (El olvidado vídeo del pajarraco Sánchez acusando a Rajoy de dar alas al independentismo ).

El problema para España y sus ciudadanos es que es el jefe del Ejecutivo y su inmadurez política e institucional es una rémora para todo el país (Pablo Casado acusa a Pedro Sánchez de ser «partícipe de un golpe de Estado»).

Ante el baño parlamentario que le estaba dando Pablo Casado en el Congreso de los Diputados, se ha hecho el ofendido y ha decidido romper las relaciones con el líder del Partido Popular (Moncloa anuncia que Sánchez da por rotas las relaciones con Casado tras la acusación de golpista).

Las palabras de Casado no eran, ni más ni menos, que la verdad. Su comportamiento y actitud desde que llegara a la Presidencia, de manera directa o indirecta, suponen una connivencia con los mismos partidos que han tratado de romper España.

Para empezar, porque el actual presidente del Gobierno no ocuparía La Moncloa si no fuera por el apoyo de los independentistas catalanes, los nacionalistas vascos y los comunistas de Podemos.

Además, Pedro Sánchez ha concedido 1.000 millones de euros anuales en infraestructuras a Cataluña, amén de una fallida operación diálogo que, lejos de conseguir que Torra y sus acólitos entren en razón, tan sólo ha servido para que, con la colaboración de la kale borroka de los CDR, aumenten sus postulados radicales así como las veleidades separatistas.

Si eso no es colaborar con los golpistas, ya sea directa o indirectamente, habría que preguntar qué es entonces. No colaborar con ellos, desde luego, sería aplicar un 155 riguroso y efectivo. No colaborar con ellos sería defender la Constitución de manera insoslayable.

No colaborar con ellos supondría buscar un gran pacto de Estado con el resto de fuerzas constitucionalistas y no hipotecar un exiguo Gobierno sobre las muletas de quienes quieren romper España.

Todo eso sería ser un presidente del Gobierno capaz de resolver los problemas con rigor y sin enfados fatuos. Pero claro, para eso, necesitaríamos otro presidente distinto a Pedro Sánchez.

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