PACTO A TRES BANDAS EN ANDALUCÍA

Santiago Abascal revisará todos los puntos del pacto PP-C’s para erradicar las leyes de izquierdas

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Santiago Abascal revisará todos los puntos del pacto PP-C’s para erradicar las leyes de izquierdas
Albert Rivera (CS), Pablo Casado (PP) y Santiago Abascal (VOX). EP

Los andaluces no han conocido otro Gobierno en la Junta que no fuera el del PSOE. Han sido 36 años de rodillo socialista en los que los comicios han sido -casi siempre- un mero trámite (Carta ‘navideña’ de Santiago Abascal a Pablo Iglesias: «Lo tienes crudo»).

Sin embargo, el pasado día 2 de diciembre de 2018 los ciudadanos dieron la vuelta al mapa político en Andalucía dando una oportunidad a la derecha y mandaron a los de Susana Díaz a la bancada de la oposición (El aplauso de los simpatizantes de VOX a Rufián por describir a Abascal en un tuit).

Una sensación desconocida y extraña para ellos que no tendrán más remedio que experimentar (Elecciones Municipales: PP, Ciudadanos y Vox superan por cuatro puntos a la alianza de izquierdas).

Con el apoyo de VOX, Ciudadanos preside el Parlamento autonómico y el PP, por primera vez en la historia de los populares, se hará con la Presidencia de uno de los bastiones tradicionales de la izquierda española (Nebot enloquece, reconoce su incontinencia si es contra VOX y le meten un repaso de categoría).

Este pacto entre las tres formaciones políticas no es ninguna «traición a España y nuestra democracia», tal y como aseguran algunos dirigentes socialistas como Rafael Simancas (Los diputados de Vox juran ‘por España’ y los de Podemos se desgañitan del cabreo).

Debe haber olvidado el socialista que Pedro Sánchez está en La Moncloa porque no mostró ni un ápice de pudor a la hora de rascar hasta el último voto a proetarras y separatistas con tal de ganar la moción de censura contra Mariano Rajoy (Pataleta infantil de El País contra la «ultraderecha» de Vox por ayudar a PP y C’s a expulsar de Andalucía al PSOE).

Santiago Abascal no tiene prisa por cerrar el acuerdo de gobernabilidad en Andalucía. Tiene claro que Vox no va a suponer un obstáculo para expulsar al PSOE de la comunidad andaluza, pero, precisamente por eso, quiere que no sólo no sea un obstáculo, sino que sea el catalizador de la verdadera expulsión del adoctrinamiento de izquierdas.

Con ese objetivo Abascal se prepara ya para una negociación larga con PP y C’s en la que va a presentar toda una batería de exigencias que, de facto harán, que esa expulsión del socialismo sea real y profunda: y es que las principales exigencias se centrarán en acabar con las normas con fuerte contenido ideológico de izquierdas. Entre esas normas se encuentran las de género, las de inmigración, las de ataque a los toros y la caza y las de memoria histórica.

Por supuesto, también se encuentra ahí el desmontaje de la gran fabrica de adoctrinamiento en esta región: Canal Sur. Y como colofón, sus exigencias incluirán el ataque al mecanismo que ha permitido engrasar con fondos públicos toda esa maquinaria de sectarismo: la administración paralela creada a lo largo de casi cuatro décadas por el PSOE y que alberga a nada menos que 23.000 enchufados encargados de controlar el gasto ideológico.

La aceptación por PP y Ciudadanos de estas exigencias condicionarán el respaldo día a día al Gobierno regional. Y ello, aunque se cierre inicialmente acuerdo de apoyo al Ejecutivo autonómico.

Esta rúbrica gubernamental de la derecha y el centroderecha en Andalucía no es más que el cumplimiento de la voluntad de los andaluces. Díaz, que cosechó uno de los peores resultados de su partido en los últimos años, ha sido castigada por las cesiones de su secretario general a los golpistas catalanes y por los EREs que han convertido a la región en una de las más corruptas.

No pueden escudarse ahora en la existencia de un complot contra ellos por parte del PP y Ciudadanos, en alianza con los de Santiago Abascal, cuando han dejado una Andalucía que se desmorona económica y socialmente.

Los andaluces han pedido la regeneración política a través del sufragio, un pilar básico de nuestra democracia y sin el cual el sistema político español saltaría por los aires. Los socialistas no pueden patalear y tratar de restar legitimidad de un Gobierno autonómico sólo porque el resultado no sea de su gusto.

No debe olvidar la izquierda que son los ciudadanos los que con sus votos ponen y quitan a los gobernantes, si la derecha obra de manera incorrecta o reprobable en Andalucía -como ya ha demostrado el cortijo socialista- también será castigada en las urnas.

El PSOE y Adelante Andalucía, una de las múltiples marcas blancas de Podemos, deben aceptar de manera galante las reglas del juego democrático siempre y no sólo cuando ellos se alzan con la victoria.

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