CUANDO LA CALIDAD HUMANA ES UN HECHO INCONTROVERTIBLE
A pesar de que en la celebérrima portada salmantina volví a hallar la presencia del famoso batracio en el cogote de una calavera, ninguno de los tres colegas suyos o soles inconcusos que, entre el sábado y ayer, domingo, me presentó mi dilecto hermano Eusebio salió rana.
No obstante estoy persuadido de que, dentro del colectivo arbitral patrio, debe haber de todo, como en la misma sociedad española; por lo tanto, como asimismo se predica de las boticas y las reboticas, el pretérito fin de semana he gozado de la oportunidad y he tenido la gran suerte de conocer y trabar lazos de amistad con los ilicitanos José Antonio y Manuel y con el matritense Santiago, tres estupendas y magníficas personas. Si alguien me pidiera que me decantase por una de ellas, me decidiría, sin dudarlo un instante, por la mentada y amabilísima trinidad, los tres mosqueteros, la triple estrella.
En el supuesto de que alguien solicitara mi parecer a propósito del asunto de marras, seguramente, acudiría a la tesis que vengo sosteniendo desde hace la tira, iterando que lo mejor del ámbito del arbitraje español es, sin ninguna hesitación, la excelente calidad humana de cuantas piezas de museo lo conforman.
Ah; por cierto, olvidábaseme urdir que ayer, tras leer en el marcador del estadio Helmántico: CUORE, todos los miercoles (sic; sin tilde) en sus kiosko (sic; con doble ka, como en euskera; empero, en el DRAE sólo están recogidas, reconocidas y registradas estas dos entradas: “kiosco” y “quiosco”), en la página 88 de la edición de Castilla y León del periódico “pluscuancentenario” ABC me di de bruces con un anuncio de la Dirección General de Tráfico (D. G. T.) en el que, además del redundante “Ejercicios: 4 ejercicios”, se repetía el vocablo “exámen” (sic; con tilde). Bueno; pues sólo queda trenzar amén o, pensándolo mejor, ex amén.
Ángel Sáez García
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