El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

La vida es un poliedro de ene caras

LA VIDA ES UN POLIEDRO DE ENE CARAS

Dilecta Pilar:

Cuenta, cuenta, pero obvia lo escabroso (si es que lo hubo), que luego tengo pesadillas; aunque, a renglón seguido, sin solicitártelo expresamente, te pida que lo cuentes todo, porque acaso lo aproveche más tarde para el cocinado (trenzado, más bien) de otros textos.

Ya sabes, querida amiga, que, para poder acceder a Facebook, se me exige lo que no estoy dispuesto a conceder.

La semana que viene volveremos a la rutina. ¡Bendita rutina (a pesar de los pesares)!

¡Sorpresa, sorpresa (que no quiere decir doble monja enchironada, no)! Había olvidado que hoy, sábado, sí abría el Centro Cívico “Lourdes” (me ha recibido dentro de la “pecera” Andrea —una chica que hace sustituciones, suplencias, quiero decir, que no forma parte del personal habitual en le recinto, vaya—, que no se ha sorprendido al verme aparecer). Ya me conocía.

Que lo que cuentes en tu cuento venga a cuento (ya, ya sé que lo haces, pero me ha brotado o surgido el retruécano, ¿qué querías que hiciera? —me he decidido por escribirlo, para que quedara constancia—).

Me gustó mucho ayer y me ha petado sobremanera hoy, que la he vuelto a releer en La lámpara encendida. Me he vuelto a ver (en pequeñito y sin barba —ocultada por la cabeza de una compañera—) delante de nuestra mentora María Antonia, en la foto que incorporas o sumas en tu bitácora. Bienvenida la reivindicación de la accesibilidad al Paraninfo que reservas para el final.

La vida (si nos atrevemos a mirar todas y cada una de las caras o facetas de que consta ese poliedro) también es un chiste, la quinta de un quinto. Hay quien mejoró dicha definición diciendo (y dejando por escrito) que es “un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que no tiene ningún sentido”. Frase que, como recuerdas, leíste en la escena quinta del acto quinto de la tragedia shakespeariana “Macbeth”.

Si llego a saber que hoy me ibas a poner un examen sorpresa (que ya sabes lo que no quiere decir, aunque aparentemente, si hacemos una breve pausa tras la primera sílaba, lo parezca), me hubiera preparado a conciencia. Creo que te refieres a “equívoco”, si no me equivoco. Si acudimos el DRAE, este te manda a anfibología. Quédate con lo que más te guste. Yo, a la hora de elegir, en estos casos, me suelo quedar con las dos opciones.

Cierto. Un bello recuerdo (sospecho, al menos, que para todas/os las/os presentes, quienes acudimos a la cita).

Mañana, Deo volente, habrá más.

Buen (mejoro en un pispás el adjetivo de mi deseo: estupendo, excelente) “finde”.

Abrazos y besos (que no me entere de que quien tú sabes se ha quedado sin el suyo, ¿eh?).

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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