El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Si recuerdas fielmente esa jornada,…

SI RECUERDAS FIELMENTE ESA JORNADA,…

Dilecta Pilar:

Te contesto a los dos en este (para dejar que el otro hilo descanse; al parecer, ahora sí, ha quedado claro lo que te pedía, en lo tocante al nuevo hilo). Así es, con la voz hilo quería referirme a otro correo. Me alegra que sea este el tal, el recién abierto, y es que el anterior tenía ya mucho contenido. A mí hasta me dificultaba la lectura y escritura. ¿A ti no?

Haces bien en dar las gracias (pero a las/os demás; porque en mi caso huelgan). Día tras día, vengo confirmando o ratificando (que no rectificando) lo que pensaba de ti, que asimilaste pronto lo precipuo o principal, que de bien nacida/os es ser agradecida/os. El agradecimiento explícito, manifiesto, viene a demostrar que una/o, ora en casa, ora en la escuela, recibió buena educación y aun excelente, por esmerada, sin duda.

Es normal. Yo empecé a estudiar latín en 6º de EGB. Al final de la primera clase ya me sabía el Ave María en la lengua que usaban los antiguos romanos (no es hipérbole). Otro día, con más tiempo, te contaré una anécdota o dos, que tienen que ver con el latín.

Lamento que te haya sobrevenido la conjuntivitis. Cuida tus ojos (si tienes visita ya concertada con el oculista, no la procrastines). A mi prima Justina, le han operado de los dos ojos (de sendas cataratas) y la última intervención no ha sido como la primera, en la que todo salió a pedir de boca. El jueves vuelve al especialista.

Es mi deseo y mi esperanza que la selección de dibujos que habéis hecho sea el complemento apropiado de y para el librito de cuentos infantiles que aparecerá publicado en la editorial Libros del Innombrable.

Déjame trenzarte que, si recuerdas fielmente esa jornada en concreto (y ya han transcurrido treinta y tantos años de aquello), tuvo que ser una feliz, sin duda. Yo, mientras siga dándole esquinazo al alzhéimer, no olvidaré que fue el padre Daniel Puerto, que tenía una diestra extraña, porque de ella solía salir, sobresalir (o con ella acostumbraba a empuñar, esgrimir y exhibir), una vara, que usaba no para pegar a nadie (igual a algún alumno le dio algún día algún varazo), no, sino, entre otros menesteres, para computar los segundos (cinco, tal vez) que te concedía para que contestaras la pregunta (porque, si no lo hacías, el silencio lo tomaba como error y pasaba a otro) que te había formulado estando la clase formando un corro, durante un examen, itero, fue el padre Daniel Puerto el religioso camilo del que aprendí el Ave María (porque fue quien me lo enseñó) en latín el primer día de clase, en 6º de EGB. Si recuerdas la oración de memoria y la rezas en latín, harás bien. Ave Maria, / gratia plena, / Dominus tecum. / Benedicta tu in mulieribus, / et Benedictus fructus / ventris tui, Iesus. // Santa Maria, / Mater Dei, / ora pro nobis, / pecatoribus, / nunc et in ora / mortis nostrae. Amen. Yo, como ves, acabo de hacerlo y no creo que nadie se pueda sentir ofendido o perjudicado por ello.

Celebro que lo de tus ojos no sean cataratas y, asimismo, que los susodichos hayan mejorado.

Acaso deberías trabajar de manera más comedida y darte más de un respiro.

Otro (de tu amigo “Otramotro”).

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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