Palpito Digital

José Muñoz Clares

La posverdad puigdemita

Que lo que buscaba la cuadrilla de facinerosos era negociar con el Estado y el asunto se le ha ido de las manos a base de la única virtud de la que anda sobrado Rajoy: ver el farol y decir aquí te espero. Si no fuera así, si no estuvieran seguros de que seguirán bajo el orden jurídico español ¿qué sentido tendría recurrir ante tribunales españoles? ¿Por qué posponer la declaración unilateral después de anunciarla en la BBC? ¿Por qué le replica a SM el Rey eso de «así no», porque de otra manera sería «sí»? Pues entonces volvemos al principio: negociar un cupo vasco redactado en catalán y, ya de paso, indultos para los inhabilitados, olvido de los delitos cometidos, manga ancha para seguir con el 3% y carta blanca para insultar nuestra memoria y nuestro orgullo.

Hoy mismo ha dicho la taimada Forcadell que no sabe si habrá declaración de independencia – ayer era que sí – pero que todo este desastre servirá para animar el debate democrático.  ¿Era precisa esa forma extrema de pedagogía del absurdo? El futuro inmediato es el Ordenamiento Jurídico español. Lo saben, y no saben cómo  eludir las responsabilidades por las que han de responder, como haber Dios en los cielos, que habrán de responder, pues es o eso o España se ha terminado.

Creyó el pelanas estar sentado en una mesa de póker y fue doblando la apuesta hasta que se quedó sin recursos, y fue entonces cuando acudió a los prestamistas de la CUP,  que ahora creen que van a entrar en la historia como el grupito anarquista y anticapitalista que desencadenó la rebelión de los oprimidos y acabó con el estado burgués. Esos que creyéndose el pequeño David contra el filisteo Goliath no son más que ratas que corren tras un flautista enloquecido, que quiere en la huida de la prisión que lo acecha ir acompañado de un diminuto ejército de roedores. Un tufo bolivariano se ha extendido por la otrora culta y rica Cataluña, cuyos enemigos internos sólo está apoyados por Maduro, Putin, remotamente por Trump y por los xenófobos británicos, que los echarían a patadas de su país como Hitler echó primero a los judíos hasta acabar por exterminarlos. Ratas, sólo ratas.

Pero la verdad es otra. La broma le ha costado al Sabadell y a la Caixa 3.500 millones en apenas una semana de fiesta cupera. El Sabadell se reúne esta tarde para decidir sobre el traslado de su sede a Alicante, jugada que, me temo, les puede salir como a los avisados alemanes que en el 33 y el 39 emigraron a Francia justo para recibir a corto plazo a las arrasadoras panzers divisionen; todo depende de cómo curse esa otra mentira de los paísos catalans. La Caixa se lo está pensando. Oryzon Genomic ha dado el salto completo yéndose a Madrid. Por todas parte se difunde que el código de barras que empieza por 15 identifica productos fabricados en Cataluña y a buen seguro que en los mercadonas ya se nota la renuencia a darle a Cataluña cigarillos con filtro, mucho menos un IVA y una cuota empresarial que no merecen.

De nada sirve insistir en la calificación de los hechos ni en el diagnóstico de los artífices del desmán. Lo que ha de contar son los hechos y al respecto Rajoy insiste en reafirmar la única imagen que a estas alturas le cuadra: la de un honrado Registrador de la Propiedad con destino en Santa Pola, añorante del pantalón sobaquero, mesa reservada a diario en el Batiste y vacaciones gallegas de puro y parchís. Un tipo impasible que no ha acertado a ver la tenue frontera que separa a la prudencia de la cobardía a la hora de hacer lo que no quería hacer y no ha hecho. Es, en definitiva, un hombre acostumbrado a la mansedumbre antigua y plácida del Derecho civil con aromas de hipotecario, cuando lo que hace falta es la ingrata faena del Derecho Penal si no queremos que mañana sea precisa la fuerza del Estado en su versión máxima: dividir Cataluña por el norte de Tarragona – la menos agitada de las provincias -, asegurar una retaguardia pacífica y luego, desde el extremo oeste hacia el norte, partir Lérida y Gerona con un fuerte contingente militar; dejar que a Barcelona la cueza Colau a fuego lento y al cabo dar lugar a lo que menos queríamos todos: ver salir una caravana de autobuses de la Guardia Civil llevándose a los más conspicuos rebeldes a la Audiencia Nacional, de ahí a prisión preventiva, de ahí a un juicio justo y después largas penas de prisión.

Es según Nietzsche el Estado «el más frío de todos los monstruos gélidos». No permitamos que se caliente porque va a ser peor.

 

 

 

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José Muñoz Clares

Colaborador asiduo en la prensa de forma ininterrumpida desde la revista universitaria Campus, Diario 16 Murcia, La Opinión (Murcia), La Verdad (Murcia) y por último La Razón (Murcia) hasta que se cerró la edición, lo que acredita más de veinte años de publicaciones sostenidas en la prensa.

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