Hugo Rafael Chávez Frías demostró que, lejos de creer en los proceso democráticos, tenía la convicción de que lograría cambiar la historia de Venezuela por la fuerza. Así lo demostró el 4 de febrero de 1992, cuando organizó un fallido golpe de Estado contra el presidente Carlos Andrés Pérez, lo que terminó con la muerte de unas 30 personas.
Todos los golpistas terminaron por tomar un papel en la política venezolana y ser parte del proceso del ‘Socialismo del Siglo XXI’. Hugo Chávez fue el que llegó más lejos, convirtiéndose en el dictador del país durante 1999 y 2013.
En el intento de golpe militar participaron 5 tenientes coroneles como cabezas visibles del movimiento, seguidos de 14 mayores, 54 capitanes, 67 subtenientes, 65 suboficiales, 101 sargentos de tropa y 2.056 soldados alistados»,78 Los participantes, pertenecientes a 10 batallones, formaban parte de las guarniciones militares de los estados Aragua, Carabobo, Miranda, Zulia y el Distrito Federal, y fueron dirigidos por los jóvenes oficiales encabezados por Hugo Chávez Frías y Francisco Arias Cárdenas, así como también Yoel Acosta Chirinos, Jesús Urdaneta y Jesús Miguel Ortiz Contreras.
Este grupo formaba parte de una organización conocida como Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200), con una ideología política revolucionaria, mezclados con el pensamiento de Simón Bolívar.
La población no manifestó su apoyo al gobierno, y tampoco salió a las calles a apoyar el Golpe de Estado como lo pedían los militares golpistas. La alocución televisiva en la que la Hugo Chávez Frías anunció su rendición sirvió para aumentar su popularidad entre muchos venezolanos, especialmente de bajos recursos, que se veían especialmente afectados por las medidas económicas.
La cifra oficial es de 32 fallecidos, pero otras cifras señalan entre 143 y 300 muertes y 95 heridos. Una fecha negra para la historia de Venezuela, pero de la que se pavonea el chavismo. Ese que adora las historias de sangre y destrucción de los procesos democráticos.