Estados Unidos negocia con el general Vladimir Padrino una transición para Venezuela sin Nicolás Maduro. Así lo indica Francisco Poleo, analista especializado en Iberoamérica y Estados Unidos.
Según explica, las conversaciones son entre la cúpula usurpadora y Washington. Elliot Abrams confirmó, hace unos días, que la Administración de Donald Trump mantenía una vía de contacto con personas de la cúpula chavista, quienes querían conocer más del plan de transición de Estados Unidos.
La flota internacional antinarcóticos en el mar Caribe, las sanciones, el desplome del petróleo están ayudando a que el proceso de transición sea viable. A eso sumemos la crisis desatada por la pandemia del coronavirus y la suspensión de vuelos, lo que dificulta el tráfico de oro.
El dictador ya habla, en entrevistas de medios amigos, de dónde le gustaría pasar sus últimos días: Argentina. Ahí lo esperan su camarada Alberto Fernández y Cristina.
El presidente Fernández se posicionó públicamente a favor de una salida electoral a la crisis venezolana. Electoral presidencial. Sin embargo, en las mismas declaraciones dejó claro que no quiere una invasión estadounidense en Venezuela.
La posibilidad de que los Maduro puedan disfrutar de Buenos Aires abre las puertas de la transición.
Vladimir Padrino, el negociador en cuestión, ya hizo su primera propuesta: transición, con él al frente hasta que se celebren las elecciones presidenciales.
Es normal que Padrino empezara la negociación de esta manera. Tiene que poner la vara alta. Irá bajándola, hasta cierto punto. Todo tiene su costo, un trago amargo: Padrino será parte de ese gobierno de transición, salvo situación extraordinaria.
¿Por qué? Porque tiene el respaldo de Vladimir Putin y del Alto Mando Militar, dos piezas fundamentales en el ajedrez venezolano. Sin él, no hay paso al frente, salvo un golpe de suerte, que lo mismo nos morimos esperándolo.
Entonces, la pregunta del millón (de dólares, no de barriles de petróleo): ¿cuándo sale el chavismo del poder? Como en otras ocasiones, está a tiro. Los astros se han alineado una vez más. El Gobierno de Emergencia ya se cuece bajo la directriz de un actor clave: la Iglesia Católica, cuya voz es la del Vaticano. Pronto se entenderá esa dolorosa distancia del Papa Francisco con el tema venezolano.
Esta semana los obispos venezolanos dieron un paso fundamental al incorporar a la ecuación a otros cultos, lo cual es ejemplo de lo que viene: la inclusión de todos los venezolanos en el nuevo país. Eso, si no se vuelven a torcer las cosas, sobre todo por los egos desbocados. Los aspirantes incorregibles deben guardar sus urgencias para mejor ocasión, so pena de quedar fuera del cuadro.
