Si alguien tiene interés en conocer la semblanza de Karl Marx sobre Simón Bolívar, tan sólo tiene que consultar en Google, donde encontrará suficiente información acerca de la comunicación que Marx dirigió a Federico Engels el 14 de febrero de 1858, en la que calificó a Bolívar de “ canalla, cobarde, miserable y traidor, manipulador político, cruel y rapaz, inconstante y con ínfulas monárquicas”.
Bolívar tenía 28 años de muerto cuando Marx emite esta opinión, basado fundamentalmente en los criterios sostenidos por Henry Docoudray, general franco alemán, que sirvió a Francia, pero quien sólo estuvo dos años 1814-1815 en el período de la Guerra de Independencia América, no obstante sus valoraciones cubrieron 21 años de aquella Epopeya.
No voy a referirme en este artículo a si Marx tenía mucha, poca o ninguna razón en lo afirmado, que fue cuestionado en aquel entonces por quienes le habían encargado aquella semblanza.
Lo que si carece de algún sentido es que hoy, a casi 200 años de la muerte de Bolívar, se califiquen con su nombre las “hazañas” de unos marxistas trasnochados, que han llevado a la destrucción a la tierra venezolana, y que hoy por efecto de la complicidad ideológica de unos cuantos mercenarios, pretenda instalarse en España para llevar adelante un “trabajo” parecido.
De bolivariano ni hablar, pues este concepto fue utilizado por Hugo Chávez para engañar a los venezolanos, haciéndole creer que él era la reencarnación de Bolívar y así tocar las fibras más íntimas de su pueblo, cuando no puede haber nada más contradictorio en la tierra que las ideas marxistas y las del hombre que fue objeto de los insultos antes referidos.
La verdad verdadera, como decimos los abogados, es que esta revolución que llamaron bolivariana había nacido en La Habana, bajo la tutela de Fidel Castro, quien siempre soñó con apoderarse de la rica Venezuela. Primero lo intentó con las armas, exportando su revolución cubana en los años 60-70, y luego ante su fracaso, lo hizo a través de Hugo Chávez, a quien manipuló a su antojo, hasta llevarlo a morir en La Habana el 30 de diciembre de 2012.
Hugo Chávez fue un simple instrumento del dictador marxista comunista Fidel Castro, por quien aún suspiran muchos socialistas en Europa, aún a sabiendas de lo que hizo con Cuba.
Chávez permitió que el castrismo se apoderara de Venezuela ideológica y materialmente. Facilitó la presencia de efectivos de las fuerzas armadas castro comunistas en el país, quienes conjuntamente con grupos ideológicos afines llegados de Europa, concretamente de España, condujeron a Venezuela al estado fallido que es hoy.
Para ello no les importó crear una organización criminal que se convirtió en el más importante Cártel del Narcotráfico del mundo; ni aliarse con los grupos terroristas de las FARC, ETA, ELN, Hammas, Hezbollah, y los guardias de la Revolución de Irán.
Por todo esto, calificar como “bolivarianos” a Pablo Iglesias, Íñigo Errejón, Juan Carlos Monedero, Irene Montero, Carolina Bescansa, Jorge Vestringe, etc. fundadores de Podemos, es un error sólo atribuible a que muchas veces repetimos palabras cuyo uso se hace frecuente, sin reparar en sus verdaderos orígenes y significado.
Hugo Chávez, fue el que le dio a los ahora podemitas, los recursos para crear una franquicia “y qué bolivariana” en España, y éstos recibieron encantados este financiamiento, pero lo que realmente pusieron en marcha fue el desembarco en Europa del sueño internacional marxista de Fidel Castro de exportar su revolución a la tierra de sus padres. Nada pudo haberle hecho más ilusión, y en esto Chávez fue sólo un instrumento.
Así que la verdadera naturaleza e ideología de lo que inspira a estos podemitas es el trasnochado marxismo castrochavista del que orgullosamente hacen gala. Si en el Bicentenario de su muerte, Bolívar pudiera ver que su nombre está siendo utilizado por aquellos que siguen al pie de la letra el pensamiento de quien, como Karl Marx, lo insultó y profanó su memoria, se habría muerto de nuevo.
Son marxistas, castrochavistas, con toda la maldad que han demostrado en su histórico quehacer, antiguo y reciente.
William Cárdenas Rubio-Vargas
CONSULTORES CÁRDENAS