Las Fuerzas Armadas son las únicas que mantienen al dictador bolivariano en el poder

Los militares retirados ‘estallan’ contra las migajas de Maduro: «Otra humillación más que no podemos aceptar»

Un oficial se queja que el salario de un militar, por muy alto que sea su grado, no llega a 20 dólares

Los militares retirados 'estallan' contra las migajas de Maduro: "Otra humillación más que no podemos aceptar"
Nicolás Maduro y el ejército chavista PD

El descontento crece dentro de las Fuerzas Armadas de Venezuela.

No por la violación de Derechos Humanos o los ataques a la libertad o democracia, sino porque les parecen pocas las migajas’ de Nicolás Maduro.

Un oficial retirado de la institución militar venezolana lanzó un mensaje a sus compañeros: “Otra humillación más que no podemos aceptar”.

Una queja que realizó tras recibir la llamada caja de alimentos que distribuyó el Instituto de Protección Social de la Fuerza Armada (Ipsfa).

La famosa caja chavista solo tiene cuatro tipos de productos. “Siete kilos de arroz, dos paquetes de harina pan, un kilo de azúcar y dos kilos de pasta”.

El oficial destaca que por la llamada caja CLAP (Comités Locales de Abastecimiento y Producción) pagan 100 mil bolívares (50 centavos de dólar), pero el salario de un militar, por muy alto que sea su grado, no llega a 20 dólares.

Agrega con indignación que el estacionamiento del Ipsfa cobra 10 mil bolívares, así que por lo menos deben llevar Bs. 110 mil. “Juegan con la dignidad del personal militar”, dice.

Eso sí, ni una sola palabra de cómo el régimen pisotea las libertades individuales, tortura y asesina a voluntad.

Sin embargo, el oficial está dispuesto a pelear por más ‘migajas’.

En este sentido hace un llamamiento para que el Instituto de Oficiales Retirados de la Fuerza Armada (IORFAN), el Grupo Pichincha “y cada uno de nosotros debe denunciar y protestar por este atropello. Es preferible que no entreguen ningún producto, queda mejor ante la comunidad militar”, dice en su mensaje.

Lamer los restos

Un coronel de la Aviación, por su parte, expresó su molestia; su caja tenía cinco productos. “Compañeros todos, que bochorno. Hoy fui al IPSFAN a comprar la tan cacareada caja, hoy fue bolsa, CLAP; da vergüenza cómo nos humillan”.

Relató que la bolsa que adquirió contenía “seis kilos de arroz partido, un kilo de lentejas, un kilo de azúcar sin marca, dos kilos de harina de maíz para tortillas mexicanas porque para arepas no es recomendable y dos kilos de espaguetis”.

Quedaron atrás los años en que ser oficial de la Fuerza Armada era gozar de ciertos privilegios.

Un militar tenía acceso a atención médico-hospitalaria en condiciones bastante óptimas en los Hospitales militares del país, un seguro médico envidiable, alimentación abundante y variada en los cuarteles, vacaciones familiares con acceso a instalaciones, piscinas, salones de fiesta y hoteles, en los Círculos Militares.

Sus hijos tenían acceso a buena educación privada, muchos iban a buenos centros universitarios del país o el extranjero.

Una forma de comprar las conciencias para que no sacaran al tirano del poder.

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