Las manifestaciones contra el racismo y la violencia policial mantienen entre sus principales demandas que se hagan recortes en los presupuestos asignados a la policía, y este jueves Donald Trump aclaró cual será la respuesta gubernamental.
«Hay algunos que tratan de crear divisiones y promover una agenda extremista que no vamos a aceptar», comenzó diciendo Trump en una mesa de trabajo organizada en Dallas, Texas, destinada a debatir una posible reforma de las fuerzas de seguridad tras la muerte de George Floyd.
El mandantario dejó claro que su administración no recortará los fondos disponibles para la policía y que muy por el contrario, otorgará más recursos para entrenamiento y equipos.
«Esto incluye los esfuerzos de radicales por desfinanciar, desmantelar y desbandar a la policía. Quieren deshacerse de la policía, realmente», expresó Trump. «En cambio, debemos ir en sentido contrario. Debemos invertir más energía y recursos en el entrenamiento policial”, afirmó Trump.
«Debemos respetar y cuidar a nuestra policía, ellos nos protegen, y si se les permite hacer su trabajo lo harán muy bien», agregó.
«Siempre hay una mala manzana no importa a dónde vayas, pero no hay muchas en el departamento de policía», aseguró.
De la mesa de trabajo realizada este jueves en la iglesia Gateway de Dallas participaban miembros de las fuerzas de seguridad y de las comunidades religiosas, así como también pequeños comerciantes locales, además de Trump y sus colaboradores.
La policía en el foco
Las protestas que se dispararon en las últimas semanas por el asesinato de Floyd tienen ahora exigencias más específicas, como el «Defund The Police» (quitar fondos a la policía). A lo largo de la semana, las manifestaciones se han centrado en esta frase y han comparado el equipo que la policía ha usado para parar las protestas (como cascos, caretas, escudos y chalecos antibalas), con el personal médico quienes han peleado contra el coronavirus sin cubrebocas e incluso con bolsas de basura como equipo de protección personal.
Algunos más reclaman una reorientación de los recursos públicos, con menos dinero para las fuerzas de seguridad y más para la prevención a través de programas sociales, de educación o de lucha contra la pobreza.
Otros, quieren ir mucho más allá y buscan el cierre de departamentos de Policía, para que sus funciones sean asumidas por otras agencias. El concepto no es nuevo, pues grupos de activistas lo manejan desde hace años como la mejor respuesta a la violencia policial, pero tras la muerte con tintes racistas de George Floyd en Mineápolis (Minesota), se ha popularizado y hoy resuena con fuerza en las manifestaciones.
