La Unión Europea podrá aumentar su presión contra el régimen de Nicolás Maduro.
El eurodiputado Leopoldo López Gil propuso, ante la subcomisión de DDHH en el marco del debate realizado este 7 de julio sobre las medidas de emergencia en respuesta tomadas en el contexto de la pandemia del COVID-19, que se envíe una delegación para “verificar la situación de violación de Derechos Humanos que se da en las cárceles de Venezuela”.
Asimismo, que analice la persecución y represión contra la Asamblea Nacional que está en manos de Juan Guaidó y que la dictadura chavista busca arrebatar a través de un fraude electoral previsto para el próximo 6 de diciembre.
La propuesta de López Gil supondría una nueva presión contra el régimen bolivariano.
Una medida que llega justamente después de las sanciones a 11 figuras del régimen por intentar adueñarse de la dirección de la Asamblea Nacional de Juan Guaidó.
Unas sanciones que, por cierto, generaron la ira del tirano venezolano que expulsó a la embajadora de la UE en Caracas, Isabel Brilhante Pedrosa, y terminó amenazando al embajador de España por su huésped, el expreso Leopoldo López.
Al ver que se quedaba aún más solo en la comunidad internacional, la dictadura chavista dejó sin efecto la decisión de expulsar a la embajadora de la Unión Europea (UE) en Caracas.
La explicación a la resolución del conflicto quedó expuesto en una carta emitida de manera conjunta entre el régimen venezolano y el alto representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad del bloque, Josep Borrell.
El canciller chavista, Jorge Arreaza, publicó en su cuenta de Twitter un comunicado donde la dictadura y el Servicio de Acción Exterior de la Unión Europea informan que el representante de Maduro y Borrell se comunicaron y entendieron la necesidad que los une.
Según el comunicado Arreaza y Borrell «sostuvieron una conversación telefónica en la que coincidieron en la necesidad de mantener el marco de las relaciones diplomáticas especialmente en momentos en los que la cooperación entre ambas partes puede facilitar los caminos del diálogo político«.
Esto se traduce en más tiempo para Maduro, que ya se frota las manos con el nuevo fraude electoral que está preparando para quitar a Guaidó del camino, mientras Borrell, seguramente ha estado muy atento a los capitales europeos que quedan en Caracas.
