Los grupos terroristas FARC y ELN, aliados del dictador Nicolás Maduro, fueron parte de una batalla campal en la frontera venezolana, dejando como saldo tres militares venezolanos muertos y por lo menos otros cuatro heridos.
Como esto del mundo de los grupos guerrilleros funciona de forma muy similar a los grupos narco, existen varias versiones acerca del detonante de la situación que habría terminado con, por lo menos, 15 irregulares muertos.
La versión que más ha tomado fuerza hasta el momento, es que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) desplegó a sus hombres capturar a alias Ferley González, cabecilla del Frente Décimo de las disidencias de las FARC caído en desgracia tras entrar en conflicto con con Iván Márquez y Jesús Santrich, los comandantes rebeldes apoyados con el dictador Nicolás Maduro.
El territorio de la disputa fue el municipio Páez del estado Apure, específicamente en la parroquia San Camilo y Urdaneta, controlado por el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
«Desde hace años el ELN tomó control de gran parte del municipio Páez, para eso sometió a la comunidad y aprovechó el abandono de la frontera para quedarse en el territorio. Años después, cuando Chávez llegó al poder, la guerrilla se sintió más poderosa y en esa parte del municipio creó una relación de tolerancia con los funcionarios de la Fuerza Armada Nacional (FANB), que llegó a ser de colaboración», destacó la periodista venezolana Sebastiana Barráez, quien destacó este 20 de septiembre que hasta el momento se desconoce dónde están los quince cadáveres de los guerrilleros de las FARC caídos.
Mientras que sí está claro que murieron cuatro militares venezolanos identificados como Gabriel Alexander Pérez Silva, Reiber David Chirino Reyes, Augusto David Linares Delgado y Miguel Ángel Mora García.
«Los enfrentamientos armados en la frontera de Venezuela jamás se dan para restituir el orden o proteger la soberanía nacional«, protestó Javier Tarazona, director de Fundaredes.
«Han entregado nuestro territorio para actividades ilegales», explicó Tarazona, quien ha denunciado sistemáticamente las actividades de estos grupos terroristas junto con políticos y militares chavistas incluso en la entrega de los Claps del Gobierno en comunidades y escuelas, pero también para manejar el contrabando de minerales, combustibles, además del tráfico de drogas.
Tal y como señala Insight Crime, Tras el Acuerdo de Paz en Colombia, Venezuela se convirtió en una base de operaciones fundamental para las disidencias de las supuestamente extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), «cumpliendo el rol para las mafias conformadas por desertores del proceso de paz, a quienes ofrece un salvavidas económico y refugio para reagruparse y reconsolidar sus fuerzas».
