Cuando en el 2003 denunciamos a Hugo Chávez y otras 26 personas en la Audiencia Nacional española lo teníamos claro, estábamos ante crímenes de lesa humanidad, planificados y ejecutados respondiendo a una política de estado de carácter sistemático. Por cierto, de los 26 denunciados, han muerto 7, incluido el propio Hugo Chávez.
Aquel fue el primer intento por tratar de conseguir una jurisdicción complementaria que pudiera abocarse a la investigación de esos crímenes, habida cuenta de que en Venezuela la administración de justicia estaba postrada a los designios del dictador. Recordemos por un instante el ¡Uh ah! ¡Chávez no se va! que retumbó en el Salón de Plenos del Tribunal Supremo de Justicia en Caracas.
Así lo entendió el Magistrado español que conoció de la querella, quien no dudó en remitirla a la, para entonces, recién creada Corte Penal Internacional de La Haya. Lo único fue que no reparó en que el que había sido designado como Fiscal era un kirchnerista, Luis Moreno Ocampo, quien se encargó de extender durante 9 años, un manto de impunidad a los crímenes que cometió el caudillo venezolano.
Eran otros tiempos en los que nos costó mucho enfrentar a un Chávez muy poderoso, con recursos abundantes basados en los altos precios del crudo, que aportaban petrodólares para corromper no sólo a nuestros jueces y fiscales, sino también a aquellos funcionarios internacionales de los que dependían estas decisiones.
Asimismo, tuvo numerosos propagandistas que, bien engrasados, se encargaron de proporcionarle una imagen de revolucionario justiciero. En Europa llegó a gozar de auténticas simpatías y a contar con miles de simpatizantes, para los que los denunciantes y las víctimas, éramos simplemente contrarrevolucionarios a los que había que combatir y derrotar.
Pero hoy los tiempos han cambiado, a Nicolás Maduro le está dando el sol en la espalda y su régimen, acorralado y empobrecido, con sanciones internacionales personales y solicitudes de captura por narcoterrorismo, apenas si tiene capacidad de respuesta para sobrevivir a un golpe como el que le acaba de dar la Misión Independiente de determinación de Hechos de la ONU, que señala a Maduro, Diosdado Cabello, Vladimir Padrino y Néstor Reverol, entre otros, como presuntos responsables de crímenes de lesa humanidad
Al Informe de la ONU hay que agregar los que ya se habían producido de los Altos Comisionados de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Radd Al Hussein y Michelee Bachelet; el de los expertos de la OEA impulsados por su Secretario General Luis Almagro; las declaraciones de importantes personalidades y jefes de estado de la UE y los EE.UU; así como de representantes de organizaciones que velan por los derechos humanos en todo el mundo, que coinciden en afirmar que en Venezuela se han cometido crímenes de lesa humanidad.
Nicolás Maduro y sus cómplices difícilmente podrán salir indemnes de lo que han hecho en Venezuela. Confiamos en que la justicia internacional los alcanzará.
Este es el momento de la justicia. Así lo consideramos en el Comité Internacional contra la impunidad de los crímenes en Venezuela, (CICIVEN), que ha hecho público un comunicado en el que solicitamos al Presidente legítimo Juan Guaidó Márquez, denunciar a Nicolás Maduro ante la Corte Penal Internacional.
Si lo han hecho los jefes de estado de Colombia, Canadá, Chile, Perú, Paraguay y Argentina, no tiene justificación que, en la actual coyuntura, no lo haga el Presidente Encargado de Venezuela, a quien respaldan más de 50 países democráticos del mundo, además de los antes señalados.
Procede presentar de inmediato esa denuncia en La Haya, previa solicitud de apoyo a los países aliados, que en su gran mayoría son democracias occidentales sensibles a estos crímenes, y además, son estados parte del Estatuto de Roma. Este puede ser el descabello al Régimen, y a Nicolás Maduro y otros a nivel personal.
La oportunidad a Juan Guaidó se la está presentando la misma Comunidad Internacional, a través los órganos existentes del sistema internacional donde aún se requiere la gesta por lograr el reconocimiento, y qué mejor momento para hacerlo que apoyarse en el desprestigio del propio Maduro al ser descubierto como perpetrador de crímenes de lesa humanidad.
William Cárdenas Rubio-Vargas
CONSULTORES CÁRDENAS