Carlos Blanco, en el Podcast ‘Venezuela: entendiendo a una narcodictadura’

Exministro de Carlos Andrés Pérez: «¿Con cuánta fuerza cuentan quienes pretenden obligar a Maduro a negociar?»

“Yo pienso que entre Obama, Trump y Biden, lo que va a haber es continuidad en relación con Venezuela”

A estas alturas para nadie es un secreto que Venezuela está atravesando por una crisis económica sin precedentes, pero ante el inmenso caudal informativo y una mezcla de intereses difícil de desenmarañar es conveniente reunir los datos y analizarlos de la manera más objetiva posible.

“Creemos que es fundamental, para entender Venezuela y el impacto que tiene en la región, diagnosticar adecuadamente al régimen de Maduro” comentó Carlos Blanco, quien ejerció como ministro de Venezuela para la reforma del Estado entre 1989 y 1992, bajo la presidencia del expresidente Carlos Andrés Pérez (1922-2010) y que fue entrevistado para el episodio 10 del Podcast ‘Venezuela: entendiendo a una narcodictadura’.

El exministro es director asociado de ‘The Risk Awaraness Council’, un think tank que en enero de este 2021 publicó un primer informe titulado “Esto es Venezuela: Entre la estabilización y la amenaza de un Estado en disolución”.

El documento recoge los datos que muestran la tragedia que arrasa al país suramericano. Venezuela es la nación con más deterioro en los índices de fragilidad desde 2013, también el país con el índice más elevado de inseguridad humana en el planeta, también cita algunos resultados reflejados en la encuesta Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) 2020:

  • “El 94% de la población es pobre y el 67% sobrevive en la pobreza extrema”.
  • “La desnutrición infantil ha llevado a que el 41% de los menores de edad estén por debajo en peso y estatura”.
  • “Servicios básicos: el 71% vive bajo las fallas prolongadas y recurrentes de energía eléctrica, agua potable, telecomunicaciones, gas doméstico y transporte público”.
  • “La inviabilidad del Estado venezolano se refleja igualmente en la reducción de la matrícula escolar y universitaria, la parálisis de la infraestructura hospitalaria y de atención primaria”.

El paper incluye 10 capítulos, y analiza desde los “antecedentes” hasta las posibles soluciones —“Un conflicto, dos visiones”, pero también profundiza en “la lucha en plano internacional”, “la naturaleza de la estructura de poder”, “la pandemia como instrumento de control social” y “el riesgo de un conflicto interno (entre fuerzas chavistas)”, entre otras aristas de la realidad venezolana.

Insistencia en el diálogo y la nueva política de EEUU

No se puede realizar un análisis exhaustivo de Venezuela sin valorar los movimientos internacionales, el mundo se ha convertido en refugio para casi seis millones de venezolanos que han salido despavoridos de un sistema tan totalitario como asfixiante, y desde la salida del poder de Donald Trump el diálogo como solución ha regresado a la palestra.

El presidente español, Pedro Sánchez, y el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, han aprovechado la transición en Estados Unidos para posicionar su receta favorita, a pesar de que esta ha fracasado en múltiples ocasiones y además ha reportado muy buenos beneficios a la dictadura para ganar terreno.

Sobre lo que será la posición de Estados Unidos al respecto, Carlos Blanco cree que “entre Obama, Trump y Biden va a haber continuidad”.

“Yo pienso que entre Obama, Trump y Biden, lo que hay y va a haber fundamentalmente es continuidad en relación con Venezuela, no soy de los que piensa que ha habido cambios de política ni que los va a haber de forma sustancial… sí va a haber un intento de elaborar una política multilateral sobre la base de que la política para derrocar a Maduro, aunque no lo han dicho de ese modo, no ha tenido resultados, lo cual es totalmente cierto”.

Acerca del diálogo como mecanismo de salida, el exministro comenta que “el problema no está en el diálogo ¿quién no quisiera una salida pacífica y negociada? el problema está en el diagnóstico: ¿Hasta qué punto Maduro está sometido a una presión que le haga menos costoso irse que quedarse? esa es la gran pregunta, Maduro lo que ha ganado es tiempo y si las negociaciones se repiten sobre las bases de las mismas premisas se volverá a cometer una equivocación importante… esto es un problema de poder, es un problema de fuerza, la otra pregunta es ¿con cuánta fuerza cuentan quienes pretenden obligar a Maduro a negociar?”.

Chávez, las FARC y Venezuela como plataforma del narcotráfico

Caracterizar al chavismo como un régimen narcotraficante puede llegar a ser visto como una postura radical, la moderación de manual exige que como mucho se hable de un “gobierno autoritario”, a pesar de que existen suficientes evidencias de la participación del Estado venezolano en estas actividades delictivas.

“Muy temprano, antes de ganar el Gobierno, Chávez estableció relaciones con las FARC en Colombia, posteriormente esas relaciones se intensificaron, designó a unos generales para desarrollar ese contacto en las siguientes condiciones: Las FARC, que ya tenían muchos años dedicándose al narcotráfico, obtenía recursos y esos recursos del narcotráfico los devolvían con protección…”, destacó Blanco.

Al respecto, el catedrático también recuerda que la vinculación de Venezuela con el narcotráfico no se trata exclusivamente de un tema financiero, “esa relación financiera también tenía una finalidad política, que era la de tratar de minar a los Estados Unidos profundamente (con drogas)… y para expandir su revolución por el continente”.

“Funcionarios estadounidenses estimaron que – tan solo en 2018 – 240 toneladas métricas de cocaína fueron llevadas de Colombia a Venezuela, y de allí́, trasladadas a múltiples destinos, incluyendo a Los Estados Unidos, a través de los carteles mexicanos”, señala el informe citando a CNN.

Divisiones en la oposición y la “desintegración de Guaidó”

La oposición venezolana ha encontrado diferentes caminos para acercarse al regreso de la democracia en Venezuela, sin embargo, por una razón u otra, por mucho que ha ido el cántaro a la fuente no se ha roto. Lo que cada vez deja una grieta más grande entre los ciudadanos y una oposición que se muestra de nuevo divida.

“Las divergencias en la oposición son naturales, porque vienen de la estrategia que se emplea, si algunos piensan que es necesario dedicarse a negociar con Maduro para que buenamente entregue unas elecciones en las que va a ser derrotado, esa es una visión, pero no compartida por mucha otra gente. La única forma de encontrar una unidad real es que el objetivo sea común y la estrategia sea común, ha habido ocasiones en las que ha habido unidad, como cuando se apoyó a Guaidó en 2019, antes que cometiera esa serie de errores que incluyen la mamarrachada del 30 de abril, en las elecciones parlamentarias de 2015, en la abstención de diciembre del 2020, en la abstención del 2005, es decir ha habido momentos de unidad, pero los momentos de desunión han sido por desacuerdos en relación con el objetivo o la estrategia”.

Respecto de la actual situación del Gobierno interino y el hartazgo por la falta de resultados, el investigador de la Universidad de Boston considera que se cometió un error “lamentable”.

“Guaidó llegó a la vida política sobre la base de un planteamiento ‘cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres’, eso fue abandonado y los líderes no pueden abandonar los objetivos sin explicar por qué… eso no se puede hacer, porque eso lo cobran las sociedades”, explicó.

Por otra parte, los escándalos por el manejo de los recursos desde el Gobierno interino siguen sin ser explicados, aún se alude a la Asamblea Nacional, al Tribunal Supremo en el exilio, también se han nombrado embajadores y encargados en países de todos los continentes, pero no se ha creado una Contraloría interina o un órgano de control fiscal.

“Ha habido demasiados escándalos que no se han investigado… yo creo que el país merecía una explicación, que no es la explicación esta de algunos atorrantes que responden ‘no bueno, está bien así, lo hemos hecho en nombre de la República’, eso no es así, el país viene de 20 años de latrocinio, robo y corrupción, Venezuela convertida en una gigantesca lavadora de dinero, entonces hay el derecho a preguntar y la obligación de informar, y eso no lo ha hecho el interinato… de aquella sensación de pureza inicial se ha pasado, por lo menos, a una zona nebulosa, de sospecha, que ha contribuido al desgaste de una gran oportunidad que ya no existe, infortunadamente”.

La democracia abrió la puerta al totalitarismo

Comúnmente resulta polémico hablar de las causas que llevaron a Venezuela a ser el quebradero de cabeza para toda la región, especialmente porque hablamos del país con la democracia más envidiada de América Latina. Sobre este tema Blanco no tuvo dudas.

“Los partidos políticos (Acción Democrática y COPEI) fueron partidos petroleros que lejos de ser representantes de la sociedad ante el Estado fueron representantes del Estado ante la sociedad… yo creo que las causa más eficiente es que estos partidos en vez de impulsar las reformas y apoyarlas de manera cabal, amplia y desinteresada, más bien fueron cicateros, mezquinos con el apoyo de esas reformas y no entendieron lo que nosotros postulamos durante muchos años, que la única forma de conservar el poder que los partidos tenían en Venezuela era redistribuir el poder, no podían seguir con ese oligopolio que habían mantenido a lo largo de los años financiado por la renta petrolera y por buenas ejecutorias que se hicieron en muchos de los gobiernos”.

Pero el exministro no olvida que las Fuerzas Armadas también jugaron un rol importante para que el país pasara de la institucionalidad al caos:

“Las Fuerzas Armadas de Venezuela se solidificaron alrededor del combate contra las guerrillas patrocinadas por Fidel Castro, pero nunca dejó de haber una conspiración, nunca. Desde el propio Gobierno de (Wolfgang) Larrazabal, de la Junta de Gobierno hubo alzamientos, en el Gobierno de Betancourt hubo ‘el barcelonazo’, ‘el carupanazo’ y de ahí hacia adelante”.

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Autor

Jesús Mitchelle Torres

Licenciado en ciencias fiscales (ENAHP – IUT), especialista en auditoría de Estado (Universidad Simón Bolívar) y magíster en gerencia pública (IESA) con siete años de experiencia como auditor de Estado en Venezuela.

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