Los grandes defensores del mandatario no quieren que se celebre su funeral hasta que no estén muertos sus asesinos

Celebran el funeral de Jovenel Moise, el presidente de Haití asesinado a balazos

Durante una misa en la Catedral Nuestra Señora de la Asunción de Cabo Haitiano en la que se escucharon llantos, gritos y abucheos

Celebran el funeral de Jovenel Moise, el presidente de Haití asesinado a balazos
El presidente Jovenel Moise PD

El asesinato del presidente Jovenel Moise mantiene una gran tensión política y social en todo Haití.

Los actos fúnebres están siendo una demostración de la división, el miedo y la gran incertidumbre sobre el futuro del país.

Está previsto que el funeral del mandatario se celebre en la residencia de la familia de Moise, ubicada afueras de la ciudad de Cabo Haitiano, la más importante del norte del país.

Moise es el quinto jefe de Estado originario del norte de la isla que es asesinado en el oeste, luego de Jean-Jacques Dessalines, Cincinnatus Leconte, Vilbrun Guillaume Sam y Sylvain Salnave. Lo cual es un dato que ya despierta la suspicacia de los residente de esa región del país.

“Esto dice mucho para la gente del norte. No es una casualidad. Para mí, el asesinato del presidente es el asesinato de Haití, de todos los negros como yo, de todos los hijos de paisanos, de todos los olvidados. Esto es una lucha de clases”, dijo la alcaldesa del Cabo Haitiano, Yvrose Pierre.

En la ciudad de Puerto Príncipe se desarrollaron durante la semana varias ceremonias de homenaje al presidente asesinado. Una de ellas contó con la presencia de Ariel Henry, el nuevo primer ministro, quien asumió el cargo el martes prometiendo restablecer el orden para organizar las elecciones exigidas por la población y la comunidad internacional.

Este jueves se llevó a cabo una misa la Catedral Nuestra Señora de la Asunción de Cabo Haitiano de Cabo Haitiano en honor del presidente Jovenel Moise. Los oficios estuvieron perturbados en varias ocasiones por personas que exigían que se haga justicia por el asesinato del mandatario, perpetrado el pasado 7 de julio.

A lo largo de la ceremonia hubo varios momentos en los que se interrumpió la paz que debía reinar en el templo, porque los manifestantes proferían gritos pidiendo justicia para Moise.

En las primeras filas se sentaron algunas autoridades locales, incluida la alcaldesa, Yvrose Pierre, que siguieron la misa sin inmutarse por los constantes revuelos dentro de la catedral.

Antes incluso del inicio del oficio religioso un grupo de personas entró a la catedral para animar a los presentes a realizar altercados, pero el responsable de la Delegación del Gobierno en el Norte, Pierrot Augustin Degaule, acudió a apaciguar los ánimos.

Los partidarios más acérrimos de Moise no quieren que se celebre su funeral hasta que no estén muertos sus asesinos.

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