Una peligrosa pandilla de Haití, 400 Mawozo, está poniendo a prueba las habilidades de las fuerzas de seguridad del país y de Estados Unidos.
Varias agencias estadounidenses, incluyendo al FBI, trabajaban en conjunto con las autoridades de Haití para intentar garantizar la liberación de los 12 adultos y cinco menores relacionados con el grupo Christian Aid Ministries, con sede en Ohio, que desaparecieron durante un viaje para visitar un orfanato.
La pandilla 400 Mawozo, un grupo con un largo historial de asesinatos, secuestros y extorsión, ya le puso precio a la liberación de los cautivos: un millón de dólares por cabeza.
Así lo confirmó el Ministro de Justicia haitiano, Liszt Quitel, que confirmó que están en contacto con el grupo criminal. El total que exigen los secuestradores, por tanto, es de 17 millones de dólares.
“Estamos intentando que los liberen sin pagar ningún rescate”, dijo Quitel, en declaraciones reportadas por el Wall Street Journal, aunque admitió que las negociaciones pueden tomar semanas.
“Este es el primer curso de acción. Seamos sinceros: cuando les demos ese dinero, ese dinero se va a utilizar para más armas y más municiones”, agregó.
Según explicó, las autoridades buscan un resultado similar al conseguido durante el secuestro en abril de un grupo de sacerdotes y monjas católicos, hecho por la misma banda. En ese caso, los cinco sacerdotes, dos monjas y tres de sus familiares fueron liberados a finales de mes, y el rescate solo se pagó por dos de los sacerdotes. “Ese sería el mejor resultado”, añadió.
Una de las personas secuestradas la semana pasada envió un mensaje desesperado a un grupo de WhatsApp cuando ocurrió el incidente, dijo el diario estadounidense The Washington Post. “¡Oren por nosotros por favor! Estamos secuestrados, secuestraron a nuestro conductor. Oren, oren, oren. No sabemos a dónde nos llevan”, se lee en el mensaje según el diario.
“La policía es incapaz de enfrentarse a las bandas que se organizan cada vez más y controlan cada vez más territorios, en el área metropolitana (de Puerto Príncipe) pero también en las ciudades del interior del país”, lamentó Gédéon Jean, director del Centro de Análisis e Investigación en Derechos Humanos (CAIDH). “La naturaleza aborrece el vacío, por eso las pandillas lo aprovechan para fortalecerse”, agregó, explicando la proliferación de bandas criminales por “la ausencia del Estado”.
Las bandas armadas, que desde hace años controlan los distritos más pobres de la capital, han extendido su poder a los alrededores de Puerto Príncipe, donde el número de secuestros extorsivos está en aumento. Se registraron más de 600 casos de esos delitos en los primeros tres trimestres de 2021, contra 231 en el mismo período en 2020, según cifras del CAIDH. Las pandillas exigen décadas de salarios a familias que viven por debajo del umbral de la pobreza.