El régimen puede utilizar esta herramienta legal para perseguir a sus detractores y encerrarles en las cárceles

La ONU alerta del nuevo decreto de la dictadura cubana: asfixia aún más la libertad de expresión

La dictadura de Miguel Díaz-Canel aumenta el control arbitrario de internet y que amenaza con penas de hasta 4 años de prisión a quienes realicen “incidentes de ciberseguridad”

La ONU alerta del nuevo decreto de la dictadura cubana: asfixia aún más la libertad de expresión
Miguel Díaz-Canel PD

La dictadura de Cuba asfixia aún más la libertad de expresión.

La relatoría de libertad de expresión de las Naciones Unidas (ONU), junto con las relatorías de reunión y asociación y la de los defensores de los derechos humanos, hicieron pública una carta dirigida a la que redactaron el pasado 20 de octubre.

En ella expresan su preocupación por la entrada en vigencia de una nueva legislación en materia de libertad de expresión, reunión y asociación en Cuba. El Decreto Ley 35, y las normas que lo acompañan, regula exhaustivamente las telecomunicaciones y el uso de las tecnologías de información y comunicación.

Bajo esta nueva normativa, impulsada luego de las multitudinarias y pacíficas marchas del 11 de julio (en las que el pueblo cubano realizó la demostración antigubernamental más grande desde la llegada de Fidel Castro al poder hace más de 62 años), se vuelve ilegal realizar “incidentes de ciberseguridad”, que es una categoría tan amplia que incluye tanto ataques de virus y fallas en las corrientes eléctricas como la utilización de las redes sociales para criticar al régimen, convocar a marchas o abogar por un cambio de sistema político y/o económico.

De la misma forma, se consideran como incidentes de ciberseguridad la “divulgación de noticias falsas, mensajes ofensivos, difamación con impacto en el prestigio del país”, la difusión de “contenidos que atentan contra los preceptos constitucionales, sociales y económicos del Estado, inciten a movilizaciones u otros actos que alteren el orden público o pretendan alterar el orden público o promover la indisciplina social”.

Así, bajo estos términos tan amplios y subjetivos, el régimen puede utilizar esta herramienta legal para perseguir a sus detractores utilizando cualquiera de estos pretextos.

La Habana defendió la adopción de la medida en función de lo que el viceministro de comunicaciones Ernesto Rodríguez Hernández llamó “una internet ética y buena para la población”. Pero la ONU calificó al decreto como contrario a la Declaración Universal de Derechos Humanos, ya que permite que se limite la libertad de expresión, de reunión y de asociación de manera subjetiva y con claras intenciones políticas. La limitación del acceso internet, sobretodo cuando es utilizada para impedir la libre circulación de información en la ciudadanía, “amenaza con destruir el espacio en el que la sociedad civil y personas defensoras de derechos humanos pueden promover o defender colectivamente un asunto de interés común”.

En Cuba, además, no existen los medios de comunicación privados y todos están regulados o manejados por el Estado, lo que convierte a las redes y a internet en el único lugar donde los ciudadanos pueden -o podían- expresarse e informarse sin tener que pasar por el filtro de la dictadura.

“Las prohibiciones mencionadas podrían tener graves consecuencias para el público en general, para los periodistas de investigación y para los defensores de derechos humanos que informan sobre las violaciones de los Derechos Humanos y contribuyen a que el gobierno rinda cuentas”, indica la carta de las relatorías de la ONU.

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