Artículo de opinión

Opinión: LACAVA no tiene razón

Rafael Lacava
Rafael Lacava PD

Sobre los hechos sucedidos en la Expo-Valencia 2022, mucho se ha dicho y también ocultado.

Los intereses de quien hasta ayer era un favorito en los estudios de opinión, empieza a recibir parte de lo que sembró a lo largo de sus años de gobierno, o podríamos definirlo mejor: De su show de gobierno.

Los medios han reflejado parte de su gestión es cierto. La discusión tal vez debe darse en torno a lo que no ha hecho, u omitió hacer.

¿Qué piensa la gente de su gobernador? ¿Cuál es la percepción que tienen de él?

¿Lo verán como un estadista, como un gerente, como un Jefe de Estado…?

¿O simplemente verán a un tipo como cualquier figura pública, influencer, cantante, etc, que los entiende, que habla su idioma, una persona extrovertida, divertida?

Lo pongo de esta manera: Imaginemos que usted llega a la emergencia de un hospital con un hijo, una madre, un padre o un ser querido, que requiere de asistencia urgente. Hay dos médicos que casualmente usted conoce: Uno muy chistoso, alegre, que hace cosas que otro galeno no haría y el segundo, uno serio, muy estudioso, tipo “nerd” como decíamos en mi época, malhumorado  pero preparado.

¿A quién le entrega su pariente?

No niego que Lacava tiene una gran compenetración con los jóvenes. El Che Guevara la tenía, Hitler también y eso los hizo ¿“buenos”?…

En sus dos periodos de Gobernador, Lacava qué cultura ha sembrado. ¿La del trabajo? ¿La responsabilidad?

¿Cuál ha sido su modelaje?

Mencionemos: Salir todos  los  días en redes, haciendo mil payasadas, disfrazándose, pintándose, bailando, comiendo, simulando que escucha a la gente frente a un hueco donde nadie cree que lo “mojó” un vehículo cuando pasó.

¿Ha salido o no medio desnudo? Soberanamente alterado, gritando, ofendiendo…

En una oportunidad estuve en el mejor hotel de Valencia y el Gobernador festejó allí al estilo de cualquier “rumba” sin control, como esas que pagan los turistas extranjeros en el archipiélago de Los Testigos en Nueva Esparta.

Su obsesión con “Drácula”, un ser siniestro, diabólico, que representa el mal, un “chupasangre”, que gusta de hacer de los seres humanos sus esclavos, ¿es normal?

La sicología y más precisamente la psiquiatría nos explica que el vampirismo es un trastorno de identidad disociativo y parte de una esquizofrenia.

¿Merecemos los venezolanos un gobernante así?

Creo y se lo he reconocido a Lacava en una nueva forma de comunicarse. De conectar con los jóvenes.

Mi crítica es que un gobernante debe buscar ser el mejor y no el más popular.

No es de su competencia pero sí de su incumbencia:

El mejor Alcalde que ha tenido Maracaibo, el primero por cierto, Don Fernando Chumaceiro decía sobre algunos problemas que él se acercaba a solucionar, a conocer: No es de mi competencia pero si de mi incumbencia.

Lacava dice que el culpable es el Alcalde de Valencia Julio Fuenmayor. Vale recordar que fue auspiciado por él.

No lo exonero de responsabilidad pero es que la ciudad de Valencia, su orden público, ¿no entra dentro de las esferas del gobierno de Lacava…?

Señores no hay moral como reclamar ante el modelaje que hemos sembrado.

Una sociedad sin control de gobierno, es susceptible de presenciar actos como el de Expo-Valencia. Sodoma y Gomorra mismo.

En defensa de Lacava podría decir pues no busco simpatías, que como señaló Joseph de Maistre “…cada pueblo o nación tiene el gobierno que merece”.

El analista Santiago Alberto Laos señaló: “Nos guste o no nuestros gobiernos se parecen a nosotros o a la gran masa. Un gobierno es tan corrupto como lo sea su sociedad. Por lo tanto, los vicios y abusos del mando son el barómetro con que se mide la decadencia moral de una nación. Hay naciones donde los pobladores piden y hasta exigen a sus funcionarios ayudas económicas y toda clase de favores, los cuáles no tardan en ser ofrecidos durante las campañas electorales. Es incoherente exigir lo que no podemos cumplir, por lo que el primer paso para mejorar nuestra sociedad, y por ende nuestro gobierno, está en cambiar nuestra conducta. Se educa con el ejemplo. Los gobernantes proyectan el estado ético del cuerpo social. Si el reflejo proyectado por el espejo es deplorable, la solución no es un simple cambio de espejo, sino la transformación de quién se observe de cara al mismo. Mejor dicho, no importa cuántas veces cambiemos de gobierno, obtendremos los mismos resultados si primero no cambiamos nosotros o no nos exigimos una mayor rectitud a nivel ético. Es decir, si no cambiamos nuestra idiosincrasia y nivel educativo o grado cultural obtendremos los mismos resultados…”

Válido resaltar lo dicho por Víctor Hugo cuando escribió: “Entre un gobierno que lo hace mal y un pueblo que lo consiente, hay una cierta complicidad vergonzosa”.

Repito como siempre: En un país serio, con un gobierno serio, con una opinión pública seria y un poder judicial serio, a la fecha del escándalo ya deberían haber presentado su renuncia muchos.

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