Otro regalo envenenado para Donald Trump.
Y a cinco días de que el magnate republicano entre en la Casa Blanca, no es sencillo adivinar que intenciones reales hay detrás.
En una maniobra sorpresa, que dada su decrepitud parece improbable que haya salido de él, Joe Biden ha decidido retirar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo de Estados Unidos.
Esta medida, anunciada el 14 de enero de 2025, ha sido recibida con sorpresa y escepticismo por parte de la comunidad internacional y los expertos en política exterior.
La decisión del vetusto Biden no llega sola y ya ha tenido reacciones en el escenario internacional.
Casi simultáneamente, el gobierno cubano, encabezado por Miguel Díaz-Canel, ha anunciado la liberación de 553 presos políticos.
Veremos si cumple y sobre todo a quiénes suelta, porque los comunistas cubanos son unos maestros d ela trampa.
Según la información más reciente, el número de presos políticos en Cuba es de 1.161.
Esta cifra proviene de la organización Prisoners Defenders, que en su informe del 15 de enero de 2025 detalla que:
- A fecha 31 de diciembre de 2024, había 1.161 prisioneros políticos y de conciencia en Cuba.
- En los últimos 12 meses (de enero a diciembre de 2024), se sumaron 166 nuevos presos políticos a la lista.
- A lo largo de 2024, un total de 1.219 prisioneros políticos estuvieron presentes en la lista en algún momento
Este movimiento -aparentemente coordinado entre Washington y La Habana– sugiere un acuerdo tácito entre ambas naciones, mediado por el Vaticano, donde el Papa Francisco nunca ha ocultado sus simpatías por castristas, chavistas, peronistas y hasta sandinistas.
Un cambio de rumbo con consecuencias
La exclusión de Cuba de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo no es un mero gesto simbólico.
Esta decisión conlleva importantes implicaciones económicas y diplomáticas:
- Suspensión del Título III de la Ley Helms-Burton, que permitía demandas contra empresas que operaban en propiedades confiscadas en Cuba.
- Revocación del memorando Presidencial de Seguridad Nacional 5, abriendo la posibilidad de realizar transacciones financieras con ciertas entidades cubanas.
- Eliminación de restricciones que dificultaban las relaciones comerciales y diplomáticas entre ambos países.
Manuel Marrero, primer ministro cubano, ha declarado que estas medidas «podrían aliviar la asfixiante situación económica que vive la isla«, aunque advierte que «el camino hacia la normalización de las relaciones aún es largo«.
Derechos humanos: un espanto pendiente
A pesar de este aparente acercamiento, la ignominiosa situación de los derechos humanos en Cuba sigue siendo motivo de enorme preocupación.
Organizaciones como Prisoners Defenders estiman que, incluso después de esta liberación masiva, aún quedan cerca de 600 presos políticos en las cárceles cubanas.
José Miguel Vivanco, ex director para las Américas de Human Rights Watch, advierte: «Esta liberación, aunque bienvenida, no debe hacernos olvidar la sistemática represión que sufren los disidentes en Cuba. El régimen sigue controlando todos los aspectos de la vida civil y política«.
Una economía al borde del colapso
El anuncio de estas medidas llega en un momento crítico para la economía cubana.
Según datos oficiales, Cuba prevé un déficit para 2025 de 88.500 millones de pesos cubanos (aproximadamente 3.687,5 millones de dólares), una cifra alarmante para una economía ya de por sí maltrecha.
Joaquín Alonso Vázquez, ministro de Economía y Planificación, proyecta un crecimiento del PIB del 1% para 2025, una cifra que muchos analistas consideran optimista dadas las circunstancias actuales.
os dirigentes comunistas de la isla apuestan por:
- Recuperación del turismo
- Aumento de ingresos por exportaciones
- Reactivación de actividades productivas e industriales
- Estabilización del Sistema Electroenergético Nacional
Sin embargo, la escasez de productos básicos, la hiperinflación y el éxodo masivo de jóvenes profesionales siguen siendo obstáculos formidables para la recuperación económica.
Biden y su errática política
La decisión de Biden de retirar a Cuba de la lista de patrocinadores del terrorismo se enmarca en una política más amplia de acercamiento a regímenes tradicionalmente hostiles a Estados Unidos.
Durante su mandato, el presidente demócrata ha realizado varias concesiones polémicas:
- Levantamiento parcial de sanciones a Venezuela, permitiendo a la petrolera Chevron reanudar operaciones en el país.
- Negociaciones con Irán para revivir el acuerdo nuclear de 2015, a pesar de la oposición de aliados como Israel y Arabia Saudí.
- Acercamiento diplomático a Corea del Norte, aunque sin lograr avances significativos en la desnuclearización.
Estas medidas han sido criticadas por la oposición republicana, que las considera muestras de debilidad frente a regímenes autoritarios.
El factor Trump: un futuro incierto
La inminente llegada de Donald Trump a la Casa Blanca plantea serias dudas sobre la continuidad de estas políticas.
El expresidente, conocido por su línea dura contra Cuba, ya ha anunciado su intención de revertir las medidas de Biden en cuanto tome posesión del cargo.
Marco Rubio, senador republicano por Florida y figura influyente en la política hacia Cuba, ha declarado:
«Esta decisión de Biden es un regalo de despedida a la dictadura castrista. Pueden estar seguros de que, bajo la administración Trump, volveremos a una política de mano dura contra el régimen comunista«.