ESCALA DE INSEGURIDAD Y GOLPE A LA DEMOCRACIA EN BOGOTÁ

Colombia: La semana de alta tensión y la irresponsabilidad de Petro que terminó con balazos a la cabeza de Miguel Uribe

El ataque al precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay sacude Colombia y revive la memoria de los años más oscuros de la política nacional

Miguel Uribe Turbay
Miguel Uribe Turbay. PD

Este 9 de junio de 2025 Colombia amanece aún bajo el impacto del atentado contra Miguel Uribe Turbay, un suceso que no solo pone en jaque la seguridad de sus líderes políticos, sino que también reactiva el temor colectivo a la violencia política que marcó el pasado reciente del país.

El ataque, perpetrado en pleno acto de campaña en Bogotá, ha devuelto a la agenda pública los riesgos latentes en un proceso electoral cada vez más convulso.

La semana que concluyó con este atentado estuvo marcada por una escalada de tensiones, tanto en el debate público como en el clima social.

Las denuncias sobre amenazas a candidatos y el aumento perceptible de actos violentos contra figuras políticas han encendido las alarmas dentro y fuera del país.

El atentado contra Uribe Turbay se convierte así en un símbolo inquietante: Colombia sigue enfrentando los mismos demonios que creía haber dejado atrás.

Qué se sabe del atentado contra Miguel Uribe Turbay

La tarde del sábado 7 de junio, Miguel Uribe Turbay, senador y precandidato presidencial por el partido Centro Democrático, resultó gravemente herido durante un evento proselitista en el barrio Modelia, occidente de Bogotá. Mientras se dirigía al público desde una tarima instalada en el parque El Golfito, un menor de 15 años abrió fuego a corta distancia. Uribe Turbay recibió varios disparos, dos de ellos en la cabeza y uno en la espalda, cayendo inconsciente ante decenas de asistentes.

La reacción inmediata de sus escoltas permitió la captura del atacante y su traslado a una clínica cercana. Posteriormente, el político fue llevado a la Clínica Santa Fe, donde fue sometido a una cirugía neurovascular. En la madrugada del domingo, los médicos informaron que su estado era “de máxima gravedad” y su pronóstico reservado. El país entero ha seguido expectante las actualizaciones sobre su salud, mientras crecen las muestras públicas de solidaridad y condena al ataque por parte del arco político.

La autoría material recae sobre un menor —detenido en el lugar— pero las autoridades investigan si existe una red criminal detrás del atentado. El Ministerio de Defensa ha ofrecido una recompensa millonaria para quienes aporten información relevante sobre los autores intelectuales.

Quién es Miguel Uribe Turbay

Miguel Uribe Turbay no es un desconocido para los colombianos. Nacido en Bogotá en 1986, pertenece a una familia con profundas raíces políticas: es nieto del expresidente liberal Julio César Turbay Ayala e hijo de la periodista Diana Turbay, asesinada tras ser secuestrada por órdenes de Pablo Escobar en 1991. Su biografía está marcada por esa tragedia familiar y por un ascenso meteórico dentro del espectro político nacional.

Uribe Turbay estudió Derecho en la Universidad de Los Andes y completó una maestría en Administración Pública en Harvard. Inició su carrera como concejal de Bogotá con apenas 25 años bajo las filas del Partido Liberal, destacándose como uno de los opositores más visibles al entonces alcalde Gustavo Petro. Más tarde fue nombrado secretario de Gobierno durante la administración Peñalosa (2016-2018), donde demostró capacidad para negociar mayorías y sacar adelante proyectos clave como el metro de Bogotá.

En 2019 aspiró a la alcaldía capitalina apoyado por partidos tradicionales y el Centro Democrático. Aunque quedó cuarto con más de 400.000 votos, ese resultado lo catapultó como una figura prominente dentro del uribismo —el movimiento político liderado por Álvaro Uribe Vélez— asegurando luego su elección al Senado con la votación más alta del partido en 2022. Desde esa posición se ha convertido en uno de los críticos más duros del presidente Gustavo Petro y referente central entre quienes defienden una línea dura frente a temas como seguridad ciudadana y gasto público.

Un golpe que revive viejas heridas

El ataque contra Uribe Turbay no es un hecho aislado ni menor. Remite directamente a capítulos trágicos vividos durante las décadas finales del siglo XX: asesinatos políticos como los de Luis Carlos Galán, Jaime Pardo Leal o Carlos Pizarro Leongómez, cuyas muertes alteraron para siempre el rumbo institucional colombiano. La imagen del líder caído ante las cámaras —sangrando mientras es auxiliado— evocó recuerdos dolorosos para varias generaciones.

La reacción ha sido inmediata desde todas las orillas ideológicas:

  • El partido Centro Democrático calificó el hecho como “un golpe brutal a la democracia”.
  • El presidente Petro exigió garantías para todos los candidatos.
  • La comunidad internacional, incluida la OEA, expresó su preocupación e instó al Estado colombiano a proteger el proceso electoral.

En paralelo, voces ciudadanas claman por frenar este ciclo violento antes de que derive nuevamente en espirales incontrolables.

¿Por qué ahora? Contexto político y posibles escenarios

El clima político colombiano está marcado por una creciente polarización y desconfianza institucional. A pocos meses del arranque formal de la campaña presidencial 2026, múltiples precandidatos han denunciado amenazas o incidentes intimidatorios. La presencia activa —y muchas veces impune— de actores armados ilegales añade presión sobre unas instituciones aún frágiles ante desafíos estructurales.

El perfil ideológico conservador y uribista de Miguel Uribe Turbay lo sitúa como uno de los principales adversarios internos y externos del actual gobierno. Su discurso enfocado en seguridad ciudadana lo ha colocado tanto bajo el escrutinio público como bajo riesgo real. La utilización de menores para ejecutar actos violentos evidencia además nuevas estrategias criminales adaptadas a contextos urbanos.

Las próximas semanas serán decisivas:

  • El avance o estancamiento de las investigaciones influirá sobre la percepción pública.
  • La respuesta estatal ante este ataque marcará precedentes respecto al respeto democrático.
  • El comportamiento electoral podría verse alterado por el temor o la indignación colectiva.

Colombia frente al espejo: lecciones urgentes

El atentado contra Miguel Uribe Turbay obliga a Colombia a mirar atrás sin nostalgia ni resignación. La memoria histórica enseña que los procesos democráticos solo prosperan si garantizan seguridad y pluralidad para todos sus actores. La sociedad civil debe exigir transparencia total sobre lo ocurrido y rechazar cualquier forma de justificación o minimización ante hechos violentos.

La vida política nacional enfrenta un desafío mayúsculo: sostener unas elecciones libres pese a las amenazas crecientes. El caso Uribe Turbay será sin duda un punto clave para medir hasta dónde han cambiado —o no— las dinámicas que alguna vez llevaron al país al borde del abismo.

Mientras tanto, Colombia espera noticias sobre la evolución médica del precandidato herido y aguarda respuestas claras sobre cómo evitar que episodios así sigan repitiéndose en su historia reciente.

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