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La CIA tentó al piloto de Maduro con 50 millones, para que desviase el avión y entregara al tirano chavista a EEUU

Se trata de Bitner Villegas, teniente coronel de la Fuerza Aérea Venezolana, ascendido a general por el dictador

Maduro con su piloto, el general Binter Villegas
Maduro con su piloto, el general Binter Villegas. PD

La situación podría parecer sacada de una novela de espionaje, pero realmente tuvo lugar este año en el corazón del Caribe.

El gobierno estadounidense, a través de un agente federal, intentó reclutar al general Bitner Villegas, piloto personal y hombre de confianza de Nicolás Maduro, con el objetivo de llevar a cabo una operación sin precedentes: desviar el avión presidencial y entregar al presidente venezolano a las autoridades estadounidenses.

La propuesta, presentada en una reunión clandestina en República Dominicana, ofrecía riqueza y protección a cambio de un gesto que podría transformar el panorama político en América Latina.

El protagonista de esta historia es Bitner Villegas, teniente coronel de la Fuerza Aérea Venezolana, ascendido a general y conocido por su discreción y lealtad.

  • Edad y Origen: Nacido en Venezuela (fecha exacta no pública, pero celebró cumpleaños en septiembre de 2025, según publicaciones virales). Es un oficial disciplinado, descrito por el ministro de Defensa Vladimir Padrino López como un «piloto del comandante en jefe» de probada lealtad.
  • Rango y Rol Actual: General de brigada en la Aviación Militar Bolivariana. Sirve como piloto personal de Maduro, encargándose de vuelos presidenciales en aeronaves como aviones Embraer y otros jets ejecutivos. En 2024, fue enviado a República Dominicana para recuperar dos aviones decomisados, pertenecientes al presidente, su vicepresidenta Delcy Rodríguez y empresarios afines al régimen .
  • Trayectoria: Capitán de A340 según su perfil en LinkedIn (aunque detalles limitados por privacidad). Ascendido recientemente a general, lo que le granjeó «miles de dólares» en bonificaciones, según filtraciones en redes. Ha sido clave en misiones vinculadas al narcotráfico del Cartel de los Soles, bajo el mando de Padrino López.

Desde hace años, Villegas pilota el Airbus ACJ319 (matrícula YV-2984), la aeronave preferida por Maduro para sus viajes internacionales, incluyendo su reciente visita a Rusia en mayo de 2025.

Este modelo, una versión VIP del A319, forma parte de la flota presidencial venezolana, que también incluye un Airbus A340-200 y anteriormente contaba con varios jets Dassault, uno de los cuales fue confiscado por EE.UU. en septiembre de 2024 en medio del aumento de sanciones y presiones diplomáticas.

La figura de Villegas no es desconocida en los círculos del poder venezolano.

Anteriormente había sido piloto de Hugo Chávez y, según relatos de antiguos colaboradores, su discreción y profesionalismo le otorgaron la completa confianza de ambos líderes.

Sus vuelos no solo transportaban a Maduro y su entorno hacia destinos como Irán, Cuba o Rusia, sino que también representaban la cercanía del círculo chavista y la fortaleza del aparato de seguridad.

El plan: capturar al presidente en pleno vuelo

La trama comenzó a gestarse en 2024, cuando dos aviones pertenecientes a la flota venezolana estaban siendo reparados en República Dominicana. Aprovechando esta situación, Edwin López, un experimentado agente del Departamento de Seguridad Nacional estadounidense, organizó varias reuniones con los pilotos enviados para recoger los aviones. La última y más relevante fue con Villegas, quien fue convocado a una conversación informal en un hangar del aeropuerto La Isabela, cerca de Santo Domingo.

La oferta era clara y contundente:

  • Desviar el avión presidencial hacia un destino donde pudiera ser interceptado por las autoridades estadounidenses (República Dominicana, Puerto Rico o la base de Guantánamo en Cuba).
  • A cambio, Villegas recibiría una suma considerable de dinero, protección total y la promesa de convertirse en “héroe para millones de venezolanos”.
  • El contexto era favorable: EE.UU. había duplicado la recompensa por la captura de Maduro hasta los 50 millones de dólares y buscaba nuevas formas para debilitar el régimen venezolano, acusado tanto de narcoterrorismo como de corrupción.

La tensión se palpaba en el aire. Villegas escuchó atentamente la propuesta; mostró cortesía pero no se comprometió. Sin embargo, facilitó su número móvil al agente estadounidense, lo que dio pie a más de un año lleno de comunicaciones secretas mediante aplicaciones cifradas donde López intentó mantener viva la posibilidad de una colaboración.

Intriga, presiones y maniobras psicológicas

Durante 16 meses, López y su equipo intentaron socavar la moral del círculo cercano a Maduro filtrando detalles sobre la operación y exponiendo públicamente a Villegas. Uno de los momentos más destacados fue cuando Marshall Billingslea, antiguo alto funcionario estadounidense y colaborador con la oposición venezolana, publicó un mensaje irónico felicitando a Villegas por su cumpleaños en la red social X. En su publicación incluyó fotografías que evidenciaban sus contactos con agentes estadounidenses junto con su rango militar.

Este movimiento generó revuelo en Caracas:

  • El vuelo presidencial regresó inesperadamente al aeropuerto minutos después del despegue, avivando rumores sobre un posible interrogatorio o arresto contra Villegas.
  • Durante varios días se desconoció el paradero del piloto hasta que reapareció en un programa televisivo junto al ministro del Interior Diosdado Cabello, quien aprovechó para resaltar la “lealtad inquebrantable” del piloto y desmentir cualquier atisbo de traición.

La presión pública y psicológica buscaba sembrar dudas y miedo entre los allegados a Maduro. La exposición mediática sobre Villegas así como la difusión estratégica de detalles operativos pretendían generar fisuras dentro del régimen; una táctica habitual empleada por los servicios secretos estadounidenses cuando sus planes iniciales fracasan.

Ajustes en la flota presidencial y reacción venezolana

El intento fallido de reclutamiento junto con la incautación previa han llevado al gobierno madurista a reestructurar su flota presidencial. El Airbus ACJ319 se ha consolidado como el principal avión para viajes estratégicos; mientras tanto, las pérdidas sufridas con el Dassault Falcon 900 y otros activos han limitado notablemente tanto la movilidad como flexibilidad del entorno chavista.

Además del aumento en las presiones diplomáticas, EE.UU. ha reforzado su postura militar e inteligencia en el Caribe desplegando tropas, helicópteros y buques para interceptar rutas vinculadas al narcotráfico e incrementar así el cerco sobre Venezuela. Estas acciones han intensificado las tensiones bilaterales generando nuevas respuestas desde Caracas que denuncia una campaña internacional caracterizada como “robo descarado”.

Perspectivas y posibles escenarios

El fracaso del intento por capturar a Maduro durante un vuelo no ha reducido las presiones estadounidenses sobre Venezuela; todo lo contrario: ha puesto al descubierto la profundidad e intensidad detrás das operaciones encubiertas así como la determinación norteamericana para forzar cambios políticos dentro del país caribeño. La figura misma de Villegas ha pasado a ser símbolo dentro esta guerra psicológica que enfrenta lealtades dentro del chavismo.

De cara al futuro se presentan varios escenarios:

  • EE.UU. podría intensificar sus esfuerzos para reclutar o ejercer presión sobre otros miembros cercanos al círculo militar venezolano aprovechando además las crecientes deserciones entre altos mandos junto con una inestabilidad interna creciente.
  • Por otro lado, tras lo ocurrido el gobierno madurista reforzará sus controles sobre seguridad e incrementará vigilancia sobre pilotos oficiales así limitando aún más cualquier margen posible para disidencias.
  • La guerra encubierta tanto desde inteligencia como propaganda seguirá ocupando un papel central dentro esta lucha por control político así como legitimidad internacional respecto al régimen venezolano.

Esta operación fallida ha dejado huella no solo dentro narrativas políticas venezolanas sino también dentro estrategias internacionales actuales dirigidas hacia Caracas. El pulso entre Washington y Caracas sigue vivo; ahora se libra también entre los mandos presidenciales así como mediante móviles cifrados utilizados por sus protagonistas.

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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