Recientemente, Donald Trump ha redoblado su atención hacia América del Sur, marcando un cambio frente al distanciamiento que caracterizó su primer mandato.
Este giro se manifiesta en un notable despliegue militar, una presión comercial intensa y una diplomacia directa, todo ello con aliados estratégicos como Javier Milei en Argentina, lo que señala una nueva fase en la política exterior de Estados Unidos.
La razón detrás de este cambio es clara para Trump: “La seguridad nacional de Estados Unidos comienza en nuestras fronteras y se extiende al hemisferio occidental”.
Desde enero, Washington ha enviado el portaaviones USS Gerald R. Ford a Sudamérica, un movimiento que no solo refuerza la lucha contra el narcotráfico, sino que también actúa como un mensaje contundente de poder militar a los gobiernos de la región.
Las operaciones navales en el Caribe y el Atlántico Sur han crecido, con intervenciones a embarcaciones sospechosas de tráfico de drogas y una presencia militar que no se veía desde los años 80.
Estrategia de presión y recompensa
La política de Trump hacia Sudamérica combina medidas estrictas con ofertas de cooperación. Las advertencias sobre aranceles del 25% a México y Canadá, junto con la presión ejercida sobre países como Panamá para que se alejen de la Ruta de la Seda china, reflejan su objetivo de limitar la influencia de Beijing y asegurar mercados y recursos estratégicos.
Al mismo tiempo, Trump ha entablado negociaciones con gobiernos como el venezolano, logrando la liberación de prisioneros estadounidenses y acuerdos para aceptar deportados. La situación en El Salvador, donde se han establecido cárceles para criminales internacionales, muestra hasta dónde llega la influencia de Washington.
Los logros más visibles hasta ahora son:
- Incremento en la cooperación migratoria con México y Canadá.
- Fortalecimiento de los controles fronterizos y mayor militarización en el sur de EE UU.
- Liberación de prisioneros estadounidenses desde Venezuela.
- Acuerdos bilaterales para luchar contra el fentanilo y el narcotráfico.
- Despliegue militar sin precedentes en Sudamérica.
- Presión diplomática orientada a frenar la expansión china en infraestructura y tecnología.
El giro comercial y la pugna con China
Trump mantiene la confrontación comercial como eje central. América Latina, antes considerada un área natural de influencia estadounidense, se ha convertido en un campo de batalla por inversiones, tecnología y rutas marítimas. La competencia con China es evidente: Estados Unidos busca bloquear proyectos chinos, restringir capital asiático e intentar recuperar liderazgo en sectores clave como minerales, energía y telecomunicaciones.
El acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (T-MEC) está siendo revisado. Trump ha advertido que nuevos aranceles podrían debilitarlo, lo que tendría repercusiones directas en las economías tanto del norte como del sur del continente. América del Sur sigue atentamente cómo estas tensiones comerciales pueden impactar sus exportaciones y acceso a mercados internacionales.
Migración: deportaciones masivas y efecto regional
La migración se erige como uno de los temas más delicados. Trump ha prometido llevar a cabo las mayores deportaciones registradas hasta ahora e impulsado la construcción de grandes centros de detención. En varias ciudades estadounidenses han aumentado las redadas, mientras Guantánamo se prepara para recibir hasta 30.000 migrantes considerados “peligrosos”. El impacto puede ser devastador para países como El Salvador, Guatemala y Honduras, no solo por el retorno masivo sino también por la caída drástica de remesas esenciales para sus economías locales.
La aplicación acelerada de la Ley de enemigos extranjeros permite expulsiones rápidas sin juicio previo, algo que ha suscitado críticas tanto por parte de organizaciones defensoras de derechos humanos como por algunos gobiernos latinoamericanos. La privatización de centros penitenciarios junto a la militarización fronteriza marcan un punto clave en las relaciones migratorias.
La amistad con Milei: química y pragmatismo
La relación entre Donald Trump y Javier Milei simboliza una nueva alianza hemisférica. Ambos líderes comparten una visión liberal económica, rechazan el intervencionismo estatal y utilizan una retórica franca. Desde que asumió la presidencia argentina, Milei no ha dudado en elogiar públicamente a Trump mientras alinea su política exterior con Washington.
Esta conexión tiene consecuencias tangibles:
- Argentina respalda iniciativas estadounidenses contra China y Rusia en foros internacionales.
- El gobierno mileísta ha aceptado colaborar en cuestiones relacionadas con seguridad y lucha contra el narcotráfico.
- Buenos Aires se ha posicionado como interlocutor privilegiado ante Washington en lugar de Brasil o México.
- Se han anunciado proyectos conjuntos enfocados en infraestructura y energía con financiación estadounidense.
Los gestos personales entre ambos líderes —como llamadas telefónicas o mensajes públicos— refuerzan esta sintonía. Trump ve en Milei un aliado capaz de debilitar el eje progresista sudamericano mientras facilita la expansión del interés estadounidense.
¿Qué puede venir?
El futuro del enfoque político de Trump hacia Sudamérica dependerá de varios factores:
- La respuesta que puedan tener China y Rusia al buscar fortalecer sus alianzas regionales.
- La capacidad que tengan los gobiernos latinoamericanos para resistir o negociar ante Washington.
- Las consecuencias sociales y económicas derivadas de las deportaciones masivas así como las medidas comerciales.
- El papel potencialmente mediador que podría asumir la Unión Europea o España como socios alternativos.
Lo más probable es que asistamos a un aumento significativo en las tensiones geopolíticas, situando a Sudamérica como escenario clave entre potencias globales. Trump ha dejado claro que no vacilará al utilizar fuerza militar o presión económica para proteger los intereses estadounidenses; esto podría implicar desafiando incluso a sus aliados o provocando inestabilidad regional.
Tablero actual: logros y retos
| Acción de Trump | Logro concreto | Países afectados |
|---|---|---|
| Despliegue militar | Ataques a narcotráfico | Venezuela, Caribe |
| Amenazas arancelarias | Refuerzo fronterizo | México, Canadá |
| Presión contra China | Salida de Ruta de la Seda | Panamá, Argentina |
| Deportaciones masivas | Redadas y detenciones | Centroamérica |
| Alianza con Milei | Proyectos conjuntos | Argentina |
La relación entre Trump y Milei junto al giro militar-comercial así como la confrontación abierta con China y Rusia representan una nueva era para Sudamérica. La región enfrenta días inciertos pero también oportunidades significativas para redefinir su papel a nivel internacional. Las próximas semanas serán cruciales para entender hasta dónde puede llegar esta influencia estadounidense y cómo reaccionarán los gobiernos latinoamericanos ante ella.
