Bob Geldof ficha por los tories

Bob Geldof -símbolo y pionero de los grandes conciertos contra el hambre-, se ha pasado al Partido Conservador. Después de haber pasado muchos años asesorando a los laboristas, Geldof ficha por los tories a los que aconsejará como luchar contra la pobreza. La jugada es obra de del nuevo líder de los conservadores británicos, David Cameron, quien parece dispuesto a competir con el brillante Tony Blair en el terreno de los gestos mediáticos.

Los tories acaban de presentar esta semana en sociedad su comité para la Globalización y la Pobreza Mundial, al mando de un antiguo secretario de Estado de Seguridad Social, Peter Lilley.

Geldof, quien tiene 51 años, ha explicado su decisión a la BBC:

«No soy miembro del Partido Laborista; no soy miembro del Partido Conservador. No tengo intención de convertirme en nada de eso. No me importa a quién tengo que acudir para lograr que funcione la agenda contra la pobreza. He hecho esto 20 años, tengo experiencia. Si puedo servir de ayuda para que otro partido político se incline hacia esa agenda, lo haré».

Cuenta Miguel Bayón en El País que, aunque últimamente su paisano y colega Bono, de U-2, gane protagonismo en la implicación de los artistas contra las lacras que se ceban en los países pobres y figure eficazmente en las campañas filantrópicas en África de Bill y Melinda Gates, Geldof mantiene todo su caché como activista.

A mediados de los años ochenta organizó los macroconciertos Live Aid para concienciar al mundo sobre la hambruna en Etiopía, y se le propuso como candidato al Premio Nobel de la Paz. A partir de Live Aid nunca ha dejado ese tipo de combate, y se ha ganado a pulso el título de sir, y también el mote de San Bob, aunque personalmente no es religioso y su talante no escatima broncas. Empezó al frente de un conjunto llamado Boomtown Rats, ganó millones tras vender una empresa de viajes por Internet y dirige una productora de televisión. Defiende a la libra esterlina contra el euro.

Geldof se ha apresurado a asegurar que, antes de aceptar el puesto ofrecido por los conservadores, habló con Downing Street y allí le dijeron: «Perfectamente legítimo».

«Nunca he puesto pegas a Blair», afirma el cantante.En todo caso, Cameron quiere jugar la carta a fondo, y señala que Geldof ayudará a los conservadores «a ir en la dirección que él y nosotros queremos ir».

El golpe de efecto de Cameron hay que leerlo a la luz de la cumbre del G-8 (los países más ricos y Rusia) celebrada en julio en Gleneagles (Escocia). Allí, Blair -aunque acababa de cosechar el rechazo de George Bush para doblar la financiación de programas contra el hambre en África- logró que se condonasen 34.000 millones de euros de deuda a 18 países pobres e impulsar el aumento de la Ayuda Oficial al Desarrollo.

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