No hay una regla radiofónica que lo imponga pero resulta mucho más atractiva e interesante la entrevista que hace el director-conductor-presentador del programa correspondiente sin preguntas de tertulianos. Como todo en esta vida, la excepción confirma la regla. Pero lo que es evidente es que en la mayoría de los casos las preguntas de los tertulianos rompen el ritmo, el encadenamiento de los temas y el interés para el oyente.
Un caso claro se ha producido el día de Reyes en Punto Radio. Jaume Segalés entrevistaba al coordinador de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, y al final dió paso a los tertulianos.
Pedro García Trapiello le abordó por las relaciones con Zapatero y sus decisiones políticas y María Antonia Iglesias le reprochó directamente en antena que no asistiera a la cena del Rey con motivo del treinta aniversario de su reinado. «Esa decisión es de un insolvente», llegó a decir la otrora controladora de todo lo que salía por la televisión pública en tiempo de Felipe González.
No reaccionó Llamazares a semejante epíteto fuera de lugar y se enzarzó en discutir si el Rey fue designado a dedo por Franco pero ahora es respetado y valorado por todos.La discusión resultó desagradable e improcedente. Segalés despidió como pudo al invitado y los oyentes nos quedamos con la sensación de que si María Antonia Iglesias quiere llamarle la atención o decirle lo que tiene que hacer a Gaspar Llamazares quelo haga por su cuenta y no aprovechando una entrevista en un programa de radio que no dirige y donde sólo es colaboradora.
También es cierto que esto se habría evitado si Segalés, o en su caso Luis del Olmo, realizan la entrevista sin la intromisión de los tertulianos. Es un ejemplo que pasa con demasiada frecuencia en la radio.
