Adrián Ramos (Periodista Digital).- Los anglosajones, que en esto de los medios de comunicación nos llevan unos cuantos cuerpos de ventaja, suelen decir que la vida de los políticos sería pura delicia si no hubiera de vez en cuando periodistas que les amargan la existencia, sacando a la luz trapos sucios o recordándoles sus incongruencias.
Las de los directores de periódico tampoco sería mala, si no existieran Internet y las hemerotecas. En el caso de Pedrojota Ramírez, que lleva dos décadas emitiendo a diestro y siniestro certificados de buena conducta y que es capaz de hacer crucificar en las paginas de El Mundo a un modesto concejal por la mínima irregularidad contable, nadie habría sabido que se ha hecho construir una piscina ilegal en suelo público y anda presionando a la autoridad competente para que se la legalice.
Tampoco y ese es el tema de hoy, que en un pasado no muy lejano y con el único propósito de vender más periódicos y acumular más millones, ha defendido a gritos la autodeterminación del País Vasco.
¿SUENA FUERTE?
Si, pero es exacto. El mismo Pedrojota que escribe que Zapatero «cree que gobernar es un continuo tejer y destejer el lienzo bordado del Estado«, que califica de «inconstitucional» el proyecto de Estatuto de Cataluña en que se ha implicado el presidente de Gobierno y que critica con dureza al PNV o descalifica el Plan Ibarretxe, afirmaba no hace mucho que «el pueblo vasco tiene derecho a la autodeterminación«.
Así, como diría Arnaldo Otegi o Josu Ternera.
No en una tertulia de café, sino desde el estrado, en pleno Bilbao y durante una fiesta organizada por su empresa el 24 de febrero de 1994, con motivo de la presentación de un nuevo coleccionable.
La frase sirvió como titular a cuatro columnas en el diario del día siguiente, fue acompañada con perlas como que «es necesario hacer un segundo consenso constitucional» y que en el «Estado español confluyen muy diversa fuentes de soberanía, lo que viene a subrayar el derecho inalienable a la autodeterminación de los pueblos«.
Ni Carod Rovira.
Dos días después, en su carta dominical, Pedrojota Ramírez elaboraba todavía más sus planteamientos, afirmando de forma tajante:
“Nada tendríamos que oponer si limpia y democráticamente el País Vasco optara un día por la separación del resto de España”
Lo mejor llega al final, cuando el director de El Mundo, compara la situación de los vascos con la de los palestinos y propone una «solución» al estilo de Oriente próximo:
«Creemos que bajo sus expresiones más terribles el problema vasco tiene unas raíces históricas tan profundas que sólo será posible solventarlo desde la audacia política. Por eso yo mismo firmé no hace mucho un artículo titulado Un Noruego para ETA, proponiendo una vía de negociación tan secreta y remota como la que Israel y la OLP desarrollaron en Oslo»
