Los viejos rockeros… ni siquiera se desvanecen

Solía decirse que los viejos rockeros nunca mueren, sólo se desvanecen. Pus bien, algunos ni si quiera desaparecen del escenario y un buen ejemplo de ello es Juan Manuel Gozalo, acaba de celebrar su Radiogaceta de los Deportes número 10.000 en RNE, y a quien Luis Oz dedicaba este domingo una pieza tan merecida como enternecedora.

Luis Oz -alias Felipe Sahagún– que también es viejo rockero pero no tanto, citaba en su artículo a Gozalo y Rafael Marichalar, que se nos fue anteayer con la misma discreción con que, desde los años 60 en la redacción del diario Pueblo, dio clases diarias de periodismo deportivo:

A los dos les recuerdo en el rincón de deportes del diario Informaciones en los años 70. Marichalar había llegado de Huertas a la calle de San Roque, supongo que con Jesús de la Serna. Gozalo aterrizó, si no me falla la memoria, de la mano de Sebastián Auger, a quien le habían encandilado, por su fuerza y sencillez, los comentarios de Gozalo en TVE.

Con ambos volví a coincidir durante muchos años en RNE y TVE, y de ambos aprendí a ver en el periodismo deportivo la mejor escuela del mejor reporterismo y de la información en directo.

En sus distintos estilos, ambos son supervivientes de una escuela sin nombre, caracterizada por el esfuerzo, el sacrificio y el rigor, que se ha ido perdiendo a medida que el equilibrio entre información y opinión se ha ido rompiendo.

«Hoy las cosas han cambiado y las costumbres también, y, con mínimas excepciones, manda la opinión, aunque muchas veces no esté argumentada en una buena investigación, en el seguimiento exhaustivo de la noticia y en la comprobación de los datos», escribía Gozalo en radiofonistas.org al cumplirse 50 años de vida en antena de su programa.

Jubilado hace años de TVE, Marichalar me transmitía en la última cena de Navidad de la Asociación de la Prensa un sentimiento muy parecido. «Pero, ojo, no es lo mismo lo que se escribe en los grandes periódicos que lo que se larga en radio y en televisión», añadía.

Marichalar con la pluma y Gozalo con la voz, ambos dieron prioridad al fondo sobre las formas. Los dos compartieron, quizás sin reparar en ello, la obsesión por el rigor y por el buen gusto, la crítica respetuosa y la información sin sesgos. Ambos huyeron del sarcasmo sin estilo y del halago absurdo o interesado, de fobias y filias, y del lenguaje soez.

«Si se frivoliza, politiza o se convierte la información deportiva en un foro de esquizofrenias, donde cada uno hace y dice lo que le da la gana sin reparar en el daño que puede hacer, acaba siendo prescindible», escribía Gozalo. Es una lección que Marichalar también practicó y exigió a sus redactores.

Los medios han cambiado, las fuentes se han ido secando por el uso o el abuso, se ha ido perdiendo espontaneidad y los programas deportivos se han convertido, casi sin excepción, en programas de autor, donde informar antes y mejor cuenta mucho menos que el número de oyentes o espectadores y la cuenta de resultados.Rafael Marichalar y Juan Manuel Gozalo son ejemplos extraordinarios de que las cosas se pueden hacer de otra manera.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído