José Rosado (Periodista Digital).- Algo está pasando en la Casa Blanca para que se produzca tanto secretismo alrededor del “accidente” del vicepresidente Dick Cheney en el que resultó herido de gravedad un abogado de 78 años. Desde entonces el silencio y las inexactitudes se han sucedido a lo largo de la semana.
Este martes, El País ha publicado un artículo sobre la falta de transparencia por parte de la Casa Blanca después de que el vicepresidente Cheney disparase a un hombre mientras cazaba. Lo cierto es que desde el sábado las informaciones han sido confusas aunque no sólo para los informadores sino también para el propio presidente George W. Bush.
Según apuntan todas las informaciones, el vicepresidente Dick Cheney disparó contra Harry Whittington, un abogado de 78 años, desde treinta metros. Tras el accidente, los servicios secretos informaron al jefe de gabinete del vicepresidente, Andrew Card, que fue el encargado de advertir al presidente que Cheney se había vuelto implicado en un accidente de caza.
Sin más detalles que la implicación de Cheney en el accidente, tuvieron que pasar media hora más para que Bush supiera que el vicepresidente había sido el autor del disparo.
El portavoz de la Casa Blanca, Scout McClellan, no fue informado hasta la noche de lo sucedido, sin embargo, no fue éste sino la anfitriona de Cheney, Katharine Armstrong, la encargada de informar a la prensa de lo sucedido.
A este secretismo de la Casa Blanca hay que añadir dos hechos más inusuales todavía; las llamadas de la habitación donde todavía se encontraba en estado grave Whittington fueron desviadas al departamento de marketing del centro.
Otra circunstancia bastante extraña –y cómica- fueron las informaciones referidas a la ilegalidad cometida por el vicepresidente por las irregularidades en su licencia de caza que han llevado a las autoridades de Texas a emitir una citación judicial contra Cheney, para más mofa, la víctima del disparo fue un abogado que probablemente le devuelva los perdigones en los tribunales.
