La perversión del lenguaje

Daniel Forcada (Periodista Digital).- ¿Contribuye el lenguaje a los fines de las organizaciones terroristas? ¿Cuáles son los criterios y la adecuada terminología que se debe utilizar cuando nos referimos a la barbarie etarra? Tras cuatro décadas sufriendo el azote terrorista, determinadas palabras y adjetivos propios del lenguaje bélico se han convertido en expresiones habituales en las informaciones sobre terrorismo. Una perversión del lenguaje que contribuye a dignificar la delincuencia.

Algo tan sencillo como decir que la ETA (con artículo delante, pues es una organización) frustraba el pasado sábado las expectativas del Gobierno al no abandonar las armas trae más de un quebradero de cabeza en más de una redacción. Mientras algunas, como la BBC, eluden hablar de terroristas, otras se niegan al uso de expresiones como “tregua”, “alto el fuego” o “impuesto revolucionario” pues consideran que con estos términos, aunque entrecomillados, contribuyen a un efecto propagandístico de los fines terroristas.

Esta última es la postura de RTVE, que en diciembre de 2002 elaboró una serie de recomendaciones sobre cómo tratar el terrorismo. Un informe en el que dedicaba un capitulo especial al uso del lenguaje, del que decía es “un instrumento clave en la acción antiterrorista”.

“Los terroristas buscan la imposición de su lenguaje; unas palabras precisas que tienen por objeto disfrazar la acción delictiva bajo una subliminal terminología «de guerra» que no tiene otro objetivo que la dignificación de la delincuencia. Las organizaciones terroristas fijan como uno de sus objetivos lograr que informadores y analistas asuman un lenguaje falseador de la realidad del terrorismo”.

La adopción sin una reflexión previa del lenguaje de los asesinos desdibuja la realidad sobre la que se informa. Se trata de una “corrupción del lenguaje”, según Antonio Pérez Henares, redactor jefe de La Razón, que contribuye a presentar al País Vasco como un territorio en el que se libra una batalla entre “dos bandos o dos ejércitos enfrentados”.

“Esta corrupción de las palabras es un intento de engañar a la opinión pública. Estamos entrando en un síndrome de Estocolmo en el que, porque unos dejen de matar, les debemos algo a cambio. Por ejemplo, unas diputadas vascas del PSE preparan una carta junto con otras parlamentarias en las que dicen que “hay que buscar un escenario democrático que garantice el desarrollo de los proyectos políticos de Euskadi”. ¿Pero qué estamos diciendo? Ya hay un escenario democrático y unas personas que se niegan a aceptarlo y quieren imponerse de manera fascista. Lo mismo ocurre cuando hablamos de “presos vascos”. No están en la cárcel por ser vascos, sino por haber coaccionado, extorsionado y matado a gente. Son presos porque son delincuente, no porque son vascos”.

EL RECURRENTE PROBLEMA DE LA DEFINICIÓN

Pero, precisamente, el argumento de no adoptar el lenguaje de los terroristas llevado a su extremo es el esgrimido por la BBC para seguir aludiendo a la ETA como una “organización separatista”. Poco caso le hizo en su día la radiotelevisión pública británica a la ex ministra de Asuntos Exteriores Ana de Palacio, que tras los atentados del 11 de marzo pidió a sus responsables que dejasen de referirse a la ETA en esos términos.

Su corresponsal en España, Macelo Risi, explicaba en un encuentro digital de elmundo.es que la BBC “no niega la existencia del terrorismo, pero evita valorar sucesos y caer en un discurso más próximo al del terrorismo que al de la información”.

“Por ello nos referimos a ETA como grupo separatista armado, aunque sin omitir que cometen asesinatos y actos violentos para defender sus ideas. Evitar la valoración es un tema muy delicado, como demuestra el hablar de Augusto Pinochet como ex presidente de facto, y no de dictador, o de Fidel Castro como presidente de Cuba. No hay que darle al oyente una opinión prefabricada, especialmente a nivel internacional. No se trata de «suavizar» la violencia de los actos violentos o incluso de tomar indirectamente partido por ETA, dos acusaciones que se repiten al referirse a la cobertura de la BBC. En cambio, se aspira a presentar una noticia en su estado más puro posible, reduciendo los adjetivos al mínimo y dejando que los hechos hablen por sí mismos”.

Reuters o Asociated Press también siguen la misma política de la BBC de hablar de “separatistas” vascos. Una expresión que seguirá siendo utilizada por la cadena británica después de que, tras los atentados del 7-J, su dirección aconsejase a los periodistas que extremen su cuidado al usar los términos “terrorista” y “terrorismo”:

La palabra ‘terrorista’ puede ser una barrera más que una ayuda para comprender. Deberíamos intentar evitar el término si no se le puede atribuir a alguien. Deberíamos permitir que otras personas interpreten mientras que nosotros informamos de los hechos tal y como los conocemos».

En fin, habrá que recordar a más de un medio de comunicación, nacional y extranjero, la definición que sobre terrorismo formuló en 2005 el grupo de alto nivel de la ONU: «Todo acto que obedezca a la intención de causar la muerte o daños corporales a civiles no combatientes, con el objetivo de intimidar a una población u obligar a un gobierno o a una organización internacional a realizar o abstenerse de realizar un acto».

LINKS RELACIONADOS:

– Directrices BBC sobre Terrorismo e imparcialidad

– La BBC insiste en su postura sobre terrorismo

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