El escándalo de Carmen Rigalt

La periodista rosa Carmen Rigalt oyó campanas sobre guardias civiles cogiéndose bajas laborales y, ni corta ni perezosa, se inventó que el 26% –¡el 26%, es decir, uno de cada cuatro!– está de baja psicológica y lo publicó en la última página de El Mundo del domingo pasado bajo el titular ‘Escándalo en la Guardia Civil! exigiendo responsabilidades a Carlos Gómez Arruche.

El verdadero escándalo estriba en que no sólo no la hayan despedido –si tuviera ética, dimitiría directamente–, sino que ni siquiera El Mundo ha pedido disculpas o ha rectificado.

La edición dominical del diario es la de mayor tirada y lectores de toda la semana. Y la última página del periódico es leída por cientos de miles de personas que, gracias a la imaginación de la Rigalt, están convencidos de que la Guardia Civil está llena de taraos.

¿Qué recurso le queda al director de la Benemérita para reestablecer la verdad? Pues enviar una carta a Pedrojota ‘solicitando’ –que no exigiendo– una rectificación. Y Pedrojota, en un alarde de generosidad, publica dicha carta medio escondida en la sección de Opinión con un título de ‘La Guardia Civil puntualiza’.

¿Puntualiza? Rigalt, dimite.

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