Los superhéroes se meten en política

(PD).- ¿Qué es más peligroso: un terrorista o un gobierno que interviene las comunicaciones privadas de sus ciudadanos? ¿Quién es el enemigo? ¿Qué intereses se ocultan tras un veto de Francia o de China en Naciones Unidas? Parecen preguntas sacadas de las páginas de política de un diario pero son interrogantes planteados en un comic.

Cuenta Idoya Noain en El Periódico que laten en Civil war, Civil war. Front line y Checkmate, tres proyectos inminentes de los titanes del cómic Marvel y DC en los que participan dos artistas españoles, Ramon Bachs y Jesús Saiz, y que confirman el compromiso activo de los superhéroes estos días en política.

«La idea del superhéroe ha cambiado un poco después del 11-S, pero no mucho», aseguraba el viernes en una conversación con EL PERIÓDICO en la convención Comic Con de Nueva York Joe Quesada, el editor jefe del sello Marvel y responsable de las dos series de Civil war.

«La gente, especialmente en Estados Unidos, sigue viendo a los superhéroes como dioses antiguos y sus historias semejantes a obras morales y al final prácticamente todas tratan del ideal heroico, del bien ganando al mal».

Nueva York, la ciudad en la que habitan todos los superhéroes, alberga este fin de semana la New York ComicCon, la primera gran convención de la industria del cómic. En ella, editores, dibujantes y guionistas presentan sus nuevos proyectos, en los que es fácil ver una analogía con la política doméstica estadounidense y su guerra contra el terrorismo.

Dibujantes españoles trabajan para las dos grandes editoriales, Marvel y DC Comics, con personajes que actúan cuestionando las políticas de las grandes potencias, aunque, como dice uno de ellos, Ramón F. Bachs: «La principal misión de los superhéroes es la de entretener».

Y precisamente eso trata de hacer el Cartoon Museum, que acaba de abrir sus puertas en Londres.

DIÁLOGO DE SUPERHÉROES
Dan DiDio, el vicepresidente de DC Comics, que publicará Checkmate, también reconoce que los atentados del 11-S impactaron a la comunidad de la historieta, especialmente a dos editoriales como la suya y Marvel, asentadas en Nueva York.

En ese contexto habla del papel que les toca en el siglo XXI a los superhéroes –que en la historia dibujada por Saiz se alían en una organización que intenta conseguir ser reconocida por la ONU–.

«Son activos, quieren ayudar a la gente, intentan hacer cosas siempre pensando en el bien común. La cuestión es que cada superhéroe tiene su propia interpretación de qué es el bien común y eso hace que se abra el diálogo sobre la mejor manera de ayudar a la humanidad».

Aunque recientemente el influyente dibujante y guionista Frank Miller anunció su proyecto de enfrentar al oscuro héroe Batman contra Osama Bin Laden no es ésta la línea por la que quieren apostar las casas de cómics (ni siquiera DC, que editará el proyecto de Miller).

«Nos gusta potenciar el elemento de fantasía –decía DiDio–. Los cómics se convierten en alegorías y puedes apreciar elementos del mundo real sin tener que ver necesariamente a gente real».

Quesada también apuesta por una mezcla de fantasía y realidad que en su opinión «refleja la sofisticación de los cómics» y que puede ayudar a mantener público joven y adulto a la vez:

«No tratar el mundo real sería cobarde. Cuando la ficción fantástica está a su máximo nivel siempre hay una historia real latente bajo la fantasía. Podemos hablar de Tolkien y cuánto de El señor de los anillos estaba afectado por las dos guerras mundiales o de La guerra de los mundos y la preocupación ante una ocupación extranjera. La fantasía afecta a nuestra parte infantil pero alguien con perspectiva adulta ve el mensaje latente».

En lo que ambos insisten es en que «los cómics no son publicaciones políticas» y «no hay una agenda» detrás de estos proyectos, más interesados en «presentar los dos lados» de un debate.

Lo confirma Bachs, que dibuja Front line, donde dos periodistas de ideologías y medios opuestos serán testigos de la batalla entre superhéroes que es Civil war.

«No suelen mojarse con ningún punto de vista, suelen ser ambiguos», dice el catalán, alabado por Quesada por aportar una perspectiva realista en un mundo donde lo que sigue vendiendo, más allá de la política o la actualidad, son los superhéroes y los superpoderes.

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