El espectáculo frente a la información… y la ausencia de autocrítica

El espectáculo frente a la información... y la ausencia de autocrítica

Felipe Valdés (PD).- La idea es buena, porque Juan Cruz plantea su reportaje como una reflexión sobre las dificultades que entraña llegar al fondo de las noticias en la información televisiva, pero se echa en falta una pizca de autocrítica. No porque se diga que quien «más se parece aquí a Ed Murrow es Iñaki Gabilondo» y se añada que el periodista del Grupo Prisa «mostró momentos de extrema fortaleza frente al gobierno de José María Aznar».

Ed Murrow, para quien no esté al tanto, fue el periodista que derrotó al senador integrista norteamericano J. R. McCarthy. El mismo que 50 años más tarde es encarnado en la pantalla por David Strathaim, en la película «Buenas noches, y buena suerte».

A nadie se le puede estigmatizar por arrimar el ascua a su sardina y se entiende que Juan Cruz, hombre de Polanco de toda la vida y tertuliano habitual de la Cadena SER, tire para los suyos en su artículo de El País, pero equiparar a Gabilondo con Murrow es una exageración de aurora boreal. Casi tan gruesa como presentar los ocho años de Aznar en la presidencia del Gobierno, como la versión española de lo que fue la «caza de comunistas» desatada por el senador J. R. McCarthy.

Muy pocos personajes del mundo anglosajón han tenido el dudoso honor de enriquecer el inglés con palabras derivadas de sus propios apellidos.

Ninguna puede ser comparada, sin embargo, a Joseph R. McCarthy, el senador norteamericano que dio su apellido a la palabra maccarthysmo. En primer lugar, porque se trata de una palabra que tiene un siniestro sentido peyorativo y evoca persecuciones, arbitrariedades, abusos de poder y hasta crímenes.

Y, en segundo lugar, porque el senador Joseph R. McCarthy no enriqueció con una fea palabra la lengua inglesa, sino todos los idiomas. En español se puede decir «maccarthysmo» «mccarthysmo» y hasta «macartismo».

El maccarthysmo fue en Estados Unidos una expresión delirante del temor que inspiraba a los principales beneficiarios la posibilidad de que fueran socavados los cimientos, hasta entonces considerados inconmovibles, de la sociedad norteamericana, del «american way of life».

Constituyó un producto de la «guerra fría», del estado de tensión internacional que obligaba a ir, conforme a la tesis enunciada por John Foster Dulles cuando estuvo al frente del Departamento de Estado, «hasta el mismo linde de la conflagración nuclear».

Comparar como hace Alicia Gómez Montano, directora de Informe Semanal (TVE, la etapa Aznar con la de McCarthy, es de brocha gorda y bastante. Que el reflexivo Juan Cruz lo destaque, todavía más serio.

En cualquier caso, el reportaje sobre la falta de profundidad de la información televisiva está bien. Juan Cruz pidió a a algunos profesionales del medio que vieran la película «Buenas noches, y buena suerte» y que relatarán sus conclusiones, después de pasar un buen rato admirando a Goerge Cloony.

Este es el resumen de lo que dicen algunos:

Alicia Gómez Montano, directora de Informe Semanal (TVE):

«Murrow tenía un solo poder, el del periodismo, estaba sólo ante el peligro. El que más se parece aquí a Murrow es Iñaki Gabilondo… Mostró momentos de extrema fortaleza frente al gobierno de José María Aznar cuando juzgó que había hechos que había que exponer, Pero detrás suyo sólo había periodismo. La televisión hace tiempo que opta por el espectáculo frente a la información: muchos sucesos, mucho escote».

Pedro Piqueras, director de Informativos de Tele5 y del informativo de la noche:

«El entretenimiento ha ganado la partida; aquello que no es entretenido la televisión no lo emite. Lo que antes era carne de programas de modas o de El Caso ha pasado a ser materia de informativos. Se sirve a la imagen, el mensaje es el medio. Los contenidos que han de explicarse se eliminan. La televisión busca su propio camino, su lenguaje. ¿El poder? Siempre tratará de imponerse sobre ella, pero no sólo el poder político, sino también los poderes económicos, cualquier poder querrá siempre manejar los hilos».

Óscar Vázquez, director del informativo de la noche de Antena 3:

«¡Hoy en día no me imagino ni a Matías [Prats, el presentador del informativo que dirige] ni a mi dando parte de nuestro sueldo para que siga el noticiario! Tenemos que hacer el mejor informativo posible, sin renunciar al entretenimiento. Nosotros no podemos competir con el periodismo de análisis, ¡se nos iría la audiencia!».

Matías Prats, presentador del informativo nocturno de Antena 3:

«¡Salí del cine buscando aire puro, se fuma tanto en la película! ¿Entretenimiento, información? Un informativo debe contener lo que interesa a los espectadores. ¿Lo sabemos? Debe ser que sí, porque nos siguen. Hay que formar, entretener, e informar, se decía. Yo creo que ahora la tele está para informar y entretener. ¿Formar? Es demasiado pedirnos a la televisión».

Lorenzo Milá, presentador del telediario de la noche de TVE:

«La televisión es un recipiente en el que cabe todo, la vida entera, y a los informativos les pasa lo mismo. Lo cierto es que los informativos son más romos, menos combativos, se mojan menos. Las corporaciones, los gobiernos, los poderes van ganando la partida, hacen que los periodistas pierdan crítica y mordiente… El periodismo está secuestrado por los políticos, que llenan los medios de declaraciones y de contradeclaraciones, nos usan para intercambiarse mensajes».

Iñaki Gabilondo, director del informativo de la noche de Cuatro:

«La complejidad está en horas bajas. La televisión ya se ha lanzado a la lógica del mundo del espectáculo. Persigue los fuegos artificales, y ahí la complejidad pierde la batalla. No es un caso aislado. ¿No le pasa también a la radio, y la prensa no tiene dificultades para hacerse con lectores dispuestos a sentarse a leer noticias sesudas, profundas? Vivimos en un zapping incesante».

Francesc Escribano, director de TV3:

«Hay determinadas cosas que están por encima del negocio. En la televisión pública al menos tenemos el control del Parlamento; los que controlan las privadas buscan el negocio».

Montserrat Domínguez, (Antena 3, El ruedo ibérico):

«Hay presiones en cada conciencia profesional, y nosotros debemos defender que la televisión es algo más que un electrodoméstico. No todo vale por la audiencia. Las profecías de Murrow se están cumpliendo».

Vicente Vallés (Tele 5, La mirada crítica):

«Cuando el 11-S el programa más visto en España fue un partido de la Champions en el que jugaba el Madrid. Y Friendly se fue de la CBS porque no le dejaron retransmitir los debates sobre la guerra de Vietnam. ¡La CBS prefería una serie!».

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