Periodismo bueno y periodismo malo

(PD).- Aunque la esencia del periodismo no ha cambiado desde sus inicios, sí lo han hecho los modos de comunicar, y el empleo de Internet como vía comunicativa ha transformado un modo de trabajo, pero aunque cambian los enfoques hay que tener claro no existe la oposición periodistas digitales vs. periodistas de prensa, no existe periodismo blanco vs. periodismo rojo, no existe periodismo occidental vs. periodismo oriental y no existe periodismo «militante» vs. periodismo «objetivo». Lo único que existe es periodismo bueno y periodismo malo.

El editor General del diario El Universo en Guayaquil, Ecuador, Rubén Darío Buitrón reflexiona sobre el periodismo impreso y el digital. En una conferencia sobre periodismo digital habla de que el buen periodista es aquel profesional capaz de orientar al lector en sus dudas y en sus tribulaciones, desde las más domésticas y simples hasta las más decisivas para el lector como individuo y para la sociedad a la que pertenece.

Tampoco se puede hablar de que existen innovadoras especialidades académicas como el periodismo de precisión y el periodismo de investigación, cuando estas dos supuestas especialidades son, justamente, elementos esenciales del periodismo de siempre, del buen periodismo de toda la vida: ético, riguroso, detallado, balanceado y puntual (es decir, preciso). Inteligente, persistente, batallador, sagaz, profundo, concreto y revelador (es decir, de investigación).

El buen periodista

El buen periodista es un profesional atento a las necesidades del público, fiel y exacto en la descripción de los hechos y del rol que juegan cada uno de los actores activos y pasivos de esos hechos.

Los atributos que un buen lector espera de su periódico son:

1. Es agradable de leer.
2. Está escrito para gente como yo.
3. Me brinda las noticias que yo quiero.
4. Sabe juzgar lo que es más importante.
5. Comprende y expone adecuadamente los problemas locales.
6. Tiene periodistas que saben lo que hacen.
7. Contiene información precisa.
8. Cuando presenta una controversia, muestra todos los lados y todas las opiniones.
9. Está bien escrito.
10. Es equitativo en la cobertura de la noticia.

«La precisión, la responsabilidad, la imparcialidad, la independencia y la transparencia informativa son las bases de todo el periodismo que hace la BBC, independiente del medio que utilicemos para llegar a nuestro público».

Un contenido, varios lenguajes

Entendidas las bases filosóficas del oficio, el tema que queremos abordar ahora es la necesidad de encontrar caminos para la cobertura, investigación, reportería y presentación al lector de los contenidos informativos en un periódico digital.

Si bien son imprescindibles aquellas pautas éticas para el ejercicio del periodismo informativo de calidad, en cualquier medio que se lo haga, hemos reiterado que los recursos humanos, tecnológicos y de lenguaje con los que funciona un medio son distintos a los que necesita otro medio.

Entonces, los contenidos o el mensaje son los mismos (por ejemplo, una noticia relacionada con un decreto presidencial que conmociona al país o un alerta a la población que habita en las zonas bajas del litoral frente a probables inundaciones en el invierno de la Costa), pero cada medio presentará la información con una técnica, una manera y un lenguaje específicos.

Periodismo digital y periodismo impreso

Una rápida comparación de los diarios digitales con los diarios impresos nos muestra de forma clara las diferencias básicas entre uno y otro medio:

1. El lector digital necesita que el medio jerarquice las noticias.
El lector del impreso tiene varios puntos de entrada a las páginas, aunque puede ser influido por la tipografía, el tamaño de los títulos y el espacio dado a determinada información.
2. El lector digital necesita conocer la hora de la actualización de la información.
El lector del impreso sabe que está leyendo noticias de ayer.
3. El lector digital tiene la posibilidad de elegir inmediatamente, sin salir de su computador.
El lector del impreso no puede abandonar con un click el periódico y debe someterse a los contenidos que le impone este medio.
4. El lector digital no tiene mucho tiempo: el contenido debe ser rápido, directo, fluido, totalizador.
El lector del impreso tiene tiempo para leer, necesita profundidad, contextos, referentes. Tiene el hábito de volver a leer lo que le ha interesado. El lector del impreso utiliza el periódico como un documento cuando lo considera necesario.
5. El lector digital necesita selección adecuada de contenidos, no abundancia.
El lector del impreso quiere mucho material para leer, prefiere seleccionar él lo que le ofrece el menú del periódico.
6. El lector digital ya piensa en la multimedia: texto, audio, video, animación.
El lector del impreso privilegia el texto escrito y la fotografía como elementos principales de la información.
7. El lector digital necesita rapidez, contundencia y economía de lenguaje.
El lector del impreso acepta inconscientemente las repeticiones de ideas porque las páginas de un periódico de papel están diseñadas con el concepto de entradas múltiples.
8. El lector digital no tiene límites: su periódico se actualiza permanentemente y no cesa de entregarle nueva información.
El lector del impreso tiene un límite: la edición que tiene en sus manos se cerró a determinada hora y siempre estará desactualizada en relación con el medio digital.

Dificultades de convivencia

Uno de los problemas más visibles en las empresas periodísticas donde existen los dos medios, el impreso y el digital, es el de las dificultades de convivencia entre unos y otros.

La irrupción del Internet como medio de comunicación dentro de otro medio de comunicación tradicional ha sido una de las revoluciones más drásticas y sorprendentes en las empresas periodísticas.

Los periodistas del medio tradicional empiezan a preguntarse cómo hacer para sobrevivir y cuentan los meses y los años que les quedan frente a lo que llaman «la amenaza informática», cuando lo que en realidad deberían estar preguntándose es qué deben hacer ellos y su periódico impreso para lograr sobrevivir.

Y una de las primeras cosas que deben hacer para sobrevivir es aceptar la irrupción del Internet, aprender su uso, captar toda su potencialidad y tender puentes entre uno y otro medio para llegar a la complementación.

El periódico impreso puede ganar calidad y profundidad con la ayuda del Internet, la mejor herramienta para conseguir antecedentes del hecho, cronologías, contextos, temas relacionados.

Y el periódico digital también puede ganar con la ayuda del impreso aprendiendo de su experiencia, su oficio, su prestigio, su credibilidad, sus fuentes y sus contactos.

Es posible que una de las razones para el diario digital tenga que depender de lo que produce el diario impreso sea que muchas empresas periodísticas todavía no apuestan con mayor riesgo a invertir en el periódico digital como si fuera un nuevo medio al cual hay que apoyarlo con una fuerte inyección de capital (un canal de televisión, una radiodifusora, otro periódico impreso).

A los empresarios les cuesta decidir esas inversiones y más bien, cuando lo deciden, lo hacen con extremada prudencia, quizás porque en nuestros países pobres no ven una luz cercana para el éxito de los nuevos medios y, más bien, destinan sus recursos económicos a crear medios de comunicación de éxito previsible.

Por tanto, aún es difícil la contratación de periodistas de buen nivel (hay que recordar siempre que el periodismo de calidad cuesta dinero) o la dotación de infraestructura y logística propias para el periódico digital, pese a que esta es la única manera de que vaya logrando autonomía y sea capaz de generar sus propios contenidos, en competencia leal con su medio fraterno.

En esa línea, también resulta difícil convencer y estimular a los redactores del impreso para que compartan sus noticias con la redacción de Internet de la propia empresa.

El proceso de independencia

En un escenario esperanzador para los periódicos digitales, una vez que el empresario decide invertir capital en el proceso de autonomía o independencia del diario en Internet viene la toma de conciencia de directivos y editores para dejar a un lado las rutinas tradicionales de la prensa escrita y buscar en el trabajo diario modos propios para transmitir esos contenidos informativos y noticiosos a unos lectores cibernéticos que, quizás en un alto porcentaje, son muy distintos a los lectores tradicionales del diario impreso.

El periodista colombiano Guillermo Franco Morales precisa varios errores que, según él, cometen los editores de periódicos digitales estructurados como si fueran impresos:

– Uno, creer que el lector lee palabra por palabra todos los elementos principales de la noticia.
– Dos, ignorar que los elementos gráficos de un periódico impreso no pueden ser trasladados exactamente al digital.
– Tres, castigar al lector con la repetición de contenidos.
– Cuatro, que si el lector “scanner” no encuentra toda la información que requiere en el menor tiempo, abandona ese sitio web y busca otro que le informe mejor.
– Cinco, la falta de contexto y de referentes en el sentido de creer o dar por sentado que el lector sabe todo lo relacionado con esa noticia.6

El proceso de autonomía empieza por allí, por cambiar los ejes y dejar atrás el facilismo de la tradición y enfrentar la necesidad de crear nuevos lenguajes, nuevas formas de decir las noticias y de contar las historias.

Lo que interesa

El presente y el futuro de la tecnología son asombrosos. Cada vez la ciencia y la técnica nos sorprenden con productos fascinantes y extraordinarios, fácilmente aplicables y adaptables a la informática.

Hasta hace pocos años, cuando en las redacciones de los periódicos impresos escuchábamos hablar del perfil del periodista del mañana, nos invadía una doble sensación: por un lado, la del escepticismo -porque uno, aunque lo proclame abiertamente, no cree que el futuro esté tan cerca o, peor, es reticente a aceptarlo-; por otro lado, la del asombro -porque uno tomaba como una maravillosa pieza de ciencia ficción aquello de que para hacernos conocer los hechos de manera inmediata al periodista del mañana le bastará un teléfono satelital o un videófono, una cámara digital y un computador portátil o laptop donde no solo pueda escribir sino hacer infografías, gráficos e ilustraciones.

Quizás, en el fondo, era una manera de no pensar en lo que se venía y era, también, una estrategia inútil para evitar que quienes crecimos con el papel impreso como el gran referente de nuestras vidas, nos sintamos arrasados por la tecnología y excluidos de lo que ahora se define como:

«Un tren que está en marcha, que va a toda velocidad y que no sabemos bien dónde va a parar, pero en el que estamos subidos».

El reto está ahora en asumir los nuevos ritmos y la nueva dinámica de este tren del cual no podremos bajar. Y ese reto se sintetiza en la necesidad de reconstruir los antiguos puentes tendidos por nuestros abuelos y nuestros padres cuando les tocó abordar trenes quizás menos rápidos pero igualmente desafiantes e innovadores como lo fueron, cada uno a su tiempo, el periódico impreso, el cine, la radio, la televisión abierta y la televisión por cable.

«El debate actual está en cómo llegar a la gente a través de ellos»

dice Ricardo Roa, editor general adjunto del diario Clarín de Argentina. Los diarios impresos hacen cada día enormes esfuerzos por acercarse a la gente, por representarla, por mostrarla, por hacerle sentir que está ahí adentro, en esas páginas, por hacerle sentir que es protagonista de historias conmovedoras, aleccionadoras, bien contadas, por ofrecerle servicios, por entregarle opciones y alternativas para que tome decisiones que tengan como fin mejorar su vida.

El mismo esfuerzo, o quizás mayor, demandan los diarios digitales. Primero, les toca armar un equipo de calidad y mística, comprometido con la misión de informar y dispuesto a correr el riesgo y hacer el enorme esfuerzo de abrir nuevos caminos. Segundo, construir una base de credibilidad y verosimilitud, lo que a la larga le dará prestigio y lectores fieles. Tercero, les toca ser eficaces en el manejo informativo logrando una sinergia entre la velocidad para poner la información en el sitio web y la precisión, la exactitud y el rigor periodísticos.

Redacciones online

La redacción online no puede quedarse en el escritorio. Tiene la obligación de salir a conocer sus públicos, de aprovechar las posibilidades para interactuar con sus lectores, mantener contactos permanentes y enriquecer infinitamente las fuentes de información.

La redacción online debe aprehender la realidad y transmitirla con calidad periodística, multiplicar voces y democratizar los espacios, ser sensible a las nuevas tendencias y ponerlas en escena, saber escuchar de qué está hablando la gente, en qué anda, qué come, qué necesita, qué información le es útil, qué preferencias de lectura tiene, qué desea mirar más allá de la rutina y de su entorno, qué clase de historias quiere leer.

Si muchos diarios impresos se han estancado, han perdido la sensibilidad social o han caído en la rutina, los periódicos digitales están en la obligación de llenar los vacíos que han dejado aquellos medios y cumplir el rol que muchos de aquellos diarios olvidaron: ayudar al mundo a comprender lo que es el mundo.

El lector digital y el periodista universal

¿A qué lector deben dedicarse los esfuerzos de la redacción online para satisfacerlo y conocer qué nuevos enfoques son necesarios en las coberturas informativas en Internet? Aunque aún está en proceso la definición de un perfil del lector de Internet, ya se conocen ciertas pautas y puede hacerse un boceto de aquel perfil:

– Tiende a ser más especializado. Tal vez el periódico encuentre su círculo de lectores no en el mismo lugar físico, sino que se encontrarán distribuidos en el planeta. Será parte de una comunidad virtual, personas que comparten los mismos intereses aunque estén localizados a grandes distancias uno del otro.
– Busca sólo las noticias que le interesan. Quiere tener la oportunidad de elegir, entre una amplia oferta, aquella información que le afecte según sus condiciones y aspiraciones personales.
– Tiene conocimientos de multimedia, sabe algo de informática, le interesa las nuevas tecnologías.
– Gusta descubrir cosas: no es pasivo y explora Internet hasta encontrar las páginas que más le atraigan a sus inquietudes de información y entretenimiento. Demanda innovación permanente.
– Es joven o tiene actitud joven. Es una generación menos lectora o refractaria a la solución monomediática de lo impreso y es más abierta a códigos visuales, diseño, interactividad, efectos tecnológicos, etc.
– Se siente más cercano al equipo de redacción de los periódicos digitales. La interactividad y la inmediatez que ofrece el Internet le da la posibilidad de sentirse parte de la redacción, de charlar con los editores, cuestionar su trabajo y ser parte del periódico al proporcionar información.
– Lee Internet en forma discriminada. Sólo entra y se queda en aquello que le interesa.

¿Morirán los editores?

Muchas veces se dice o especula que las nuevas tecnologías, como Internet o la multimedia, terminarán desplazando a los periodistas y marcarán la muerte de los editores. Pero no es así. El buen periodismo, el que no pierde su esencia ética ni sus principios de calidad y responsabilidad social, el que tiene la capacidad de visión y perspectiva de la realidad y del mundo, estará siempre vigente, sea cual fuere el medio a través del cual le corresponda transmitir sus noticias.

Como dijo el periodista británico David Randall:

«Sean cuales sean nuestras predicciones sobre el futuro, el de los buenos periodistas será más brillante que el de muchas personas que auguran nuestra desaparición. La información se podrá transmitir sobre papel, a través de ondas, mediante cables de fibra óptica, vía satélite o por telepatía, pero, en todo caso, alguien tendrá que filtrarla, investigarla, comprobarla, cuestionarla, escribirla y presentar unos resultados tan dignos de confianza como sea posible. ¿Quién se encargará de estas tareas? El periodista universal».

Hacia dónde se encamina el periodismo

Cuenta ElPlural.com que la evolución de las comunicaciones, y especialmente en el sector del periodismo digital no tiene límites. Si la aparición de los blogs supuso, no hace mucho, un importante paso hacia la conquista de la libertad de expresión en Internet, la última tendencia son las comunidades de noticias. Unas weblogs cooperativas en las cuales los internautas pueden colgar libremente sus artículos y noticias como si fuesen redactores.

Esta reciente modalidad informativa parece encaminarse hacia un nuevo concepto de comunicación. Las ilimitadas posibilidades que ofrece hoy en día Internet, ha provocado la proliferación de innovadores y variados métodos de comunicación destinados a convertirse en la alternativa informativa de los medios de comunicación tradicionales. Las comunidades de noticias son un claro ejemplo de esta tendencia. Estos recientes sitios informativos, en los que el propio lector es el responsable y partícipe directo de la elaboración de su contenido, están destinados a saciar el apetito expresivo de los cibernautas.

Lectores redactores

Son ya numerosas las comunidades de noticias que se pueden encontrar por la red. De entre todas, quizá la más representativa sea la página www.digg.com Un lugar en el que cualquier internauta, previamente registrado, puede hacerse escuchar, para posteriormente contrastar sus impresiones con la de otros colaboradores miembros de la comunidad. Entre las comunidades de habla hispana más populares cabría destacar a neodiario.net y meneame.net , dos lugares en el ciberespacio reservados exclusivamente para los usuarios.

Polémica con el periodismo

Desde el entorno del periodismo tradicional, la nueva iniciativa ha creado cierto escepticismo sobre el verdadero valor informativo de los nuevos sites. A pesar del evidente riesgo que conlleva la aparición de estos nuevos géneros informativos, la reacción ante ellos es variada. Hay quienes ven con desconfianza este modelo comunicativo, mientras que para otros muchos supone una buena oportunidad para que los ciudadanos se hagan oír y puedan expresar sus emociones. Se mire como se mire, las nuevas comunidades de noticias no son más que un nuevo paso evolutivo lógico e inevitable hacia la futura y cercana sociedad de la información.

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